MADRID, 20 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las bebidas para el deporte deben suministrar hidratos de carbono (HC) como fuente fundamental de energía y deben ser eficaces en mantener la óptima hidratación o rehidratar, según se señala en el nuevo documento de posicionamiento sobre los componentes de las bebidas recomendadas para personas que realizan una intensa actividad física, realizado por la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED) a través de su Grupo de Trabajo de Nutrición en el Deporte.
Según el texto, la ingesta de fluidos con diferentes tipos de HC y electrolitos en el "antes, durante y después" del ejercicio prolongado puede evitar la deshidratación, atenuar los efectos de la pérdida de fluidos sobre la función cardiovascular y el rendimiento durante el ejercicio, así como retrasar y minimizar la fatiga muscular.
En este sentido, en el documento se recuerda que los HC mejoran la palatabilidad de la bebida, favorecen las ganas de beber y además ejercen escaso, por no decir nulo, efecto sobre el vaciado gástrico en concentraciones que se sitúan entre el 4 por ciento y el 8 por ciento.
El consenso actual de los organismos científicos europeos en cuanto a la composición de las bebidas para personas que realizan una intensa actividad física establece que éstas deberían proporcionar no menos de 80 kilocalorías/litro y no más de 350 kilocalorías/litro.
También indica que el 75 por ciento de estas bebidas debe provenir de HC con un alto índice glucémico (glucosa, sacarosa y maltodextrinas). Por otro lado, dicho documento establece que los HC no deben suponer más de 90 gramos por litro.
En el caso del sodio, no menos de 460 mg por litro (46 mg por 100 ml/20 mmol/l) y no más de 1.150 mg por litro (115 mg por 100 ml/50 mmol/l). Igualmente, se recomienda una osmolalidad de entre 200 y 330 mOsm/kg de agua, siendo isotónicas las comprendidas entre 270 y 330 mOsm/kg de agua.
"Cuando se realiza ejercicio físico, un gran porcentaje de la energía producida para la contracción muscular se libera en forma de calor, que es necesario eliminar pronto para evitar un aumento de la temperatura corporal por encima de un nivel crítico. Por este motivo el organismo pone en marcha distintos mecanismos destinados a disipar el calor acumulado, de los que el más importante es el de la sudoración. De hecho, un deportista bien entrenado, en condiciones ambientales de calor y humedad puede perder más de 3 litros a la hora de líquido a través de la evaporación del sudor", ha dicho la organización.
Finalmente, el documento señala que los dos hechos que "más contribuyen" al desarrollo de fatiga durante el ejercicio físico son la disminución de los hidratos de carbono (HC) almacenados en forma de glucógeno en el organismo y la aparición de deshidratación por la pérdida por el sudor de agua y electrolitos, cuya reposición es fundamental para restablecer la homeostasis.