Bebidas azucaradas y sus alternativas: ¿un riesgo oculto para tu hígado?

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Infosalus
Publicado: miércoles, 8 octubre 2025 8:15

   MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -

La enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica (MASLD), formalmente conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA), es una afección en la que la grasa se acumula en el hígado, lo que con el tiempo puede causar inflamación (hepatitis) y síntomas como dolor, fatiga y pérdida de apetito.

Esta enfermedad se ha convertido en una carga para la salud mundial desde que se reconoció como la enfermedad hepática crónica más común, y los expertos estiman que afecta a más del 30% de las personas en todo el mundo y es una causa en rápido aumento de muertes relacionadas con el hígado.

BEBIDAS DIETÉTICAS Y AZUCARADAS Y MASLD

    Un nuevo estudio de la Universidad de Soochow en China revela que tanto las bebidas azucaradas (SSBs) como las bebidas bajas en azúcar o sin azúcar (LNSSBs) están significativamente asociadas con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica (MASLD).

   El estudio, se presenta en la Semana UEG 2025, celebrada en Berlín (Alemania). El equipo de investigadores realizó un seguimiento de 123.788 participantes del Biobanco del Reino Unido sin enfermedad hepática al inicio del estudio. El consumo de bebidas se evaluó mediante cuestionarios dietéticos repetidos durante 24 horas.

Los investigadores examinaron la asociación entre la ingesta de bebidas azucaradas y de bajo peso al nacer (LNSSB) y el riesgo de desarrollar MASLD, acumulación de grasa hepática y mortalidad relacionada con el hígado.

   Un mayor consumo de bebidas azucaradas y de bajo contenido calórico (>250 g al día) se asoció con un aumento del 60% (HR: 1,599) y del 50% (HR: 1,469) en el riesgo de desarrollar MASLD, respectivamente. Durante una mediana de seguimiento de 10,3 años, 1.178 participantes desarrollaron MASLD y 108 fallecieron por causas hepáticas.

NO SE OBSERVÓ UNA ASOCIACIÓN CON LAS BEBIDAS AZUCARADAS

Si bien no se observó una asociación significativa con las bebidas azucaradas, el consumo de bebidas azucaradas y de bajo contenido calórico se relacionó además con un mayor riesgo de mortalidad hepática. Ambos tipos de bebidas también se asociaron positivamente con un mayor contenido de grasa hepática.

    El autor principal del estudio, Lihe Liu, comenta: "Las bebidas azucaradas han sido objeto de escrutinio durante mucho tiempo, mientras que sus alternativas dietéticas suelen considerarse la opción más saludable. Sin embargo, ambas se consumen ampliamente y sus efectos sobre la salud hepática no se han comprendido bien".

   Nuestro estudio demuestra que las bebidas alcohólicas de bajo contenido alcohólico se asociaron a un mayor riesgo de MASLD, incluso con un consumo moderado, como una sola lata al día. Estos hallazgos desafían la percepción común de que estas bebidas son inocuas y resaltan la necesidad de reconsiderar su papel en la dieta y la salud hepática, especialmente ahora que la MASLD se está convirtiendo en un problema de salud mundial.

   Liu señala los posibles mecanismos biológicos que podrían subyacer a los riesgos observados: "El mayor contenido de azúcar en las bebidas azucaradas puede provocar picos rápidos de glucosa e insulina en sangre, promover el aumento de peso y aumentar los niveles de ácido úrico, todo lo cual contribuye a la acumulación de grasa en el hígado.

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Por otro lado, las bebidas azucaradas sin azúcar pueden afectar la salud del hígado al alterar el microbioma intestinal, alterar la sensación de saciedad, provocar antojos de dulces e incluso estimular la secreción de insulina".

   Los autores enfatizan que estos hallazgos respaldan la limitación del consumo de bebidas azucaradas y bebidas con bajo contenido de azúcar como parte de una estrategia integral de prevención, enfocada no solo en la enfermedad hepática, sino también en la salud cardiorrenal y metabólica. Sustituir cualquiera de las bebidas por agua redujo significativamente el riesgo de MASLD (un 12,8% para las bebidas azucaradas y un 15,2% para las bebidas con bajo contenido de azúcar), mientras que la sustitución entre ambos tipos de bebidas no redujo el riesgo.

   Liu añade: "Lo más seguro es limitar las bebidas azucaradas y las artificiales. El agua sigue siendo la mejor opción, ya que elimina la carga metabólica y previene la acumulación de grasa en el hígado, a la vez que hidrata el cuerpo".

   Los investigadores ahora pretenden explorar los mecanismos causales más profundamente a través de ensayos genéticos, aleatorios y a largo plazo, centrándose en cómo el azúcar y sus sustitutos interactúan con el microbioma intestinal e influyen en la enfermedad hepática.

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