MADRID, 24 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) sugieren que el incremento en los niveles de consumo de alcohol puede estar justificado, en parte, por un aumento del tamaño de las copas de vino, especialmente en las últimas dos décadas.
Así se desprende de un artículo publicado en la edición navideña de la revista 'British Medical Journal' (BMJ), que analizó los cambios en el tamaño de las copas de vino en Inglaterra desde el siglo XVIII, y comprobaron que su capacidad había pasado de los 66 mililitros de media en 1700 a los 449 mililitros en 2017, casi siete veces más.
El consumo de alcohol, y el de vino en particular, ha aumentado considerablemente desde la década de 1960, como consecuencia de una mayor accesibilidad y comercialización. De hecho, sólo entre 1960 y 1980 el consumo se ha multiplicado por cuatro, y casi se duplica de nuevo entre los años 80 y 2004.
Aunque estudios previos han analizado que el uso de vajillas más grandes se asocia a un mayor consumo de alimentos, todavía no se había estudiado si esta relación también se producía con las cristalerías y el consumo de bebidas.
Por ello, en su trabajo los investigadores del Instituto de Salud Pública de Cambridge se propusieron investigar si los cambios en el tamaño de las copas de vino a lo largo de las décadas, e incluso siglos, podía vincularse de alguna forma con el aumento del consumo. Ya que de ese modo, reducir el tamaño podría ayudar a frenar el consumo.
Para ello, contactaron con expertos en cristalería y anticuarios y acabaron recopilando un total de 411 copas fabricadas entre los años 1700 y 2017, incluidas las que se conservan en el Museo Ashmolean de Arte y Arqueología en la Universidad de Oxford.
Los resultados mostraron que la capacidad de las copas de vino en Inglaterra había aumentado significativamente en los últimos 300 años, con un aumento más evidente desde la década de 1990.
Los investigadores señalan las posibles razones de este aumento en el tamaño del vidrio desde 1990. Por ejemplo, la demanda de vasos de vino más grandes en el mercado estadounidense, que originó un cambio del tamaño de los fabricados en Inglaterra, o también una posible influencia de los bares y restaurantes en busca de aumentar las ventas.
Pese al hallazgo, los autores admiten que no pueden vincular de forma directa el tamaño de las copas con un mayor consumo, ni que hacer copas más pequeñas pudiera contribuir a un menor consumo.
Sin embargo, sugieren que sí podría ser una medida que haya contribuido, al igual que el abaratamiento de este producto o que ahora haya una mayor disponibilidad.