MADRID, 11 Mar. (EDIZIONES) -
Aunque la leche, bien materna o de fórmula, debe ser el alimento principal de los bebés hasta el primer año de vida, a los seis meses de edad éstas ya no son suficientes y se necesita dar un paso más e iniciar la alimentación complementaria. Lo tradicional es ofrecerles papillas (de verduras y frutas), y cereales, pero cada vez está cobrando más fuerza entre los expertos el 'Baby led weaning' (BLW). Se trata de una 'corriente' que permite que sea el propio bebé el que dirige su transición hacia los alimentos sólidos.
En concreto, según esta tendencia, se le ofrecen trozos de los alimentos que toma la familia (siempre evitando la sal y el azúcar), y es el propio bebé el que empieza a degustarlos con sus propias manos. Eso sí, sus detractores plantean dudas sobre el mayor riesgo que se corre de que el niño se atragante o de que se produzca algún déficit nutricional.
"Hace que el niño participe activamente en su comida y también regula las cantidades que come. Eso es positivo aunque, depende de cada niño, se puede aumentar el riesgo de atragantamiento. Y también permite una menor variedad de alimentos que un triturado, todo depende de la calidad de la dieta de los padres", explica el coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP), José Manuel Moreno Villares.
A juicio de este especialista del Servicio de Pediatría del Hospital 12 de Octubre de Madrid, el BLW no es incompatible con usar alimentos triturados. "Hay que potenciar que los niños coman en trozos pero también que tomen alimentos triturados porque la combinación permitirá una oferta más variada, con menos riesgo, y atendiendo a los tipos de maduración del niño", sostiene. Es más, ve "un error" hacer exclusiva esta práctica en la alimentación complementaria de los menores lactantes.
Desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP) señalan que la lactancia materna representa la preparación más adecuada para iniciar el Baby led weaning porque tanto la composición, como el sabor de la leche de la madre, varían en función de su alimentación.
"Iniciaría la enseñanza que posteriormente a partir de los 6 meses se continuaría complementando y desarrollando con los alimentos sólidos, fundamentalmente en relación a la autorregulación y la presentación de diferentes sabores", añaden. A través del BLW, el niño adquiere un rol más activo, favoreciendo que pueda regular las cantidades de alimento que ingiere, y desarrolle sensaciones de saciedad.
¿CUÁLES SON LOS MEJORES ALIMENTOS PARA INICIARSE?
"Hortalizas y verduras bien hervidas, patata o zanahoria bien cocidas, pan, pescado, fruta que sea muy blanda, una pera muy madura. Todo en trozos, de forma que se puedan agarrar con la mano. Hay que evitar las cosas muy fibrosas. La manzana es mal modelo porque siempre es dura. La pera es más aguada y puede ser un buen alimento. El melón en temporada muy maduro. Hay que buscar siempre pensando sobre todo en disminuir riesgo de que se pueda atragantar", añade el especialista del 12 de Octubre, precisando, por ejemplo, que en el caso del pan no hace falta quitar la miga pero es mejor la corteza porque ésta no se hace bola y así no se atraganta.
Así, Moreno Villares subraya la importancia de ser cuidadoso con el tipo de alimentos que se ofrecen a los menores. "No deben poder desmenuzarse, como una pieza de fruta o hortaliza que sean duras como la zanahoria cruda. Sí una zanahoria bien cocida, el brécol, la coliflor, una galleta porque se deshace en la boca y no se puede soltar en trozos e ir hacia la vía aérea", añade.
Si el bebé se atraganta, hay que intentar presionar sobre el abdomen para que intente vomitar, comenta el pediatra, pero si ha quedado en mal sitio hay que poner al niño con la cabeza boca abajo, favoreciendo que saque el trocito que se le quedó.
"La palabra obligar no es buena palabra, hay que insistir, hay que ser perseverante y hay distintas formas de abordarlo. Un niño que al nacimiento recibe leche y todos los demás sabores le son extraños para conocerlos tiene que tener una exposición repetida para que se le haga propio. Poco a poco, y de una forma u otra que debe ser para cada niño distinta, hay que ofrecerles en esa alimentación complementaria algunos trocitos, otros en puré. El método que mejor valga para que el niño vaya aceptando otros sabores y texturas", sentencia.