MADRID 14 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una mayor ingesta de azúcares libres --azúcares añadidos y los presentes de forma natural en la miel y el zumo de frutas-- se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, informa un estudio publicado en la revista 'BMC Medicine'. Los resultados refuerzan la recomendación dietética mundial de reducir el consumo de azúcares libres por debajo del cinco por ciento de la energía diaria total.
Los investigadores analizaron los datos de 110.497 individuos del Biobanco del Reino Unido que habían completado al menos dos evaluaciones dietéticas. Los investigadores siguieron a los individuos durante unos 9,4 años y, durante este tiempo, se produjeron enfermedades cardiovasculares totales (cardiopatía e ictus combinados), cardiopatías e ictus en 4.188, 3.138 y 1.124 participantes, respectivamente.
Descubrieron que la ingesta total de hidratos de carbono no estaba asociada con los resultados de las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, al analizar los tipos y las fuentes de hidratos de carbono consumidos, observaron que una mayor ingesta de azúcares libres procedentes de alimentos como las bebidas azucaradas, los zumos de fruta y los dulces se asociaba a un mayor riesgo de padecer todas las enfermedades cardiovasculares.
Por cada 5% más de energía total procedente de azúcares libres, el riesgo asociado de enfermedad cardiovascular total era un 7% mayor. Los autores descubrieron que el riesgo de cardiopatía era un 6% mayor, mientras que el riesgo de ictus era un 10% mayor.
Además, consumir cinco gramos más de fibra al día se asoció con un riesgo un 4% menor de enfermedad cardiovascular total, pero esta asociación no siguió siendo significativa tras tener en cuenta el índice de masa corporal (IMC).
Los autores sugieren que la sustitución de los azúcares libres por azúcares no libres --principalmente los que se encuentran de forma natural en frutas y verduras enteras-- y un mayor consumo de fibra pueden ayudar a proteger contra las enfermedades cardiovasculares.
Los autores concluyen que no todos los hidratos de carbono pueden estar asociados a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y que es importante tener en cuenta el tipo y la fuente de hidratos de carbono consumidos al investigar la salud cardiovascular.