MADRID, 24 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las dietas que son consistentemente altas en grasas saturadas están relacionadas con el desarrollo de la enfermedad hepática grasa no alcohólica y la resistencia a la insulina, y, en general, un mayor riesgo de mortalidad. Sin embargo, no está claro cómo los alimentos altos en grasa inician los cambios que conducen a la patología.
Lo cierto es que no hay duda de que un consumo excesivo y reiterado de estas grasas modifican el estado de salud, por eso se desaconseja las dietas con alto contenido en aceites vegetales y grasas animales, como la mantequilla, la manteca de cerdo y la grasa en la carne roja. Del mismo modo, productos de bollería industrial, chocolates, patatas fritas, aperitivos salados deben consumirse de forma ocasional y no a diario.
Pero, ¿qué pasa si un día nos damos un atracón? Inicialmente se podría pensar que no tendrá ningún efecto en nuestro organismo, sin embargo un grupo de investigadores ha observado que un solo episodio de alto consumo de grasa daña el metabolismo hepático.
El estudio, publicado esta semana en 'Journal of Clinical Investigation', ha sido elaborado por el laboratorio de Michael Roden en el Centro Alemán de Diabetes, quien investigó cómo un único episodio de alto consumo de grasas saturadas afectó a la sensibilidad a la insulina y los marcadores del metabolismo en humanos y ratones.
Los investigadores encontraron que el consumo de altos niveles de grasa una sola vez, de manera equivalente a la cantidad en una comida abundante, condujo a aumentos inmediatos en la acumulación de grasa y alteraciones en el metabolismo hepático. El tratamiento también llevó a la resistencia a la insulina, niveles elevados de triglicéridos y altas tasas de glucagón en el torrente sanguíneo.
Las observaciones realizadas por este equipo de científicos indican que la ingestión de grasas saturadas sienta las bases de las enfermedades metabólicas a través de los rápidos efectos que provoca sobre el metabolismo del hígado y el almacenamiento de grasa.