MADRID, 20 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un 69 por ciento de los hogares españoles afirman consumir alimentos funcionales pero según la experta en nutrición de la Universidad de Alcalá de Henares, Victorina Aguilar, estos alimentos "son una ayuda complementaria, pero no se pueden sustituir a un tratamiento farmacológico o a una alimentación específica para una dolencia concreta".
"Se tiende a pensar que por el hecho de tomar algún alimento funcional se puede dejar el tratamiento médico o comer de todo, eso es completamente erróneo porque sirven como ayuda pero nunca puede ser un sustitutivo; que alguien que tenga colesterol no puede tomarse el complemento lácteo rico en fitosteroles y luego comer de todo", ha afirmado la experta.
Los alimentos funcionales contienen componentes biológicos activos que ofrecen beneficios para la salud y reducen el riesgo de sufrir enfermedades pero "hay que tener cuidado porque se está convirtiendo en un problema", apunta Aguilar.
ALIMENTOS MODIFICADOS TECNOLÓGICAMENTE
El alimento funcional es un producto al que se modifica tecnológicamente con el objetivo de que la ingesta produzca beneficios para la salud y hace que sean "alimentos naturales". La nutricionista ha añadido al respecto que por ejemplo "el tomate es un alimento funcional maravilloso y no hay que añadirle ningún componente extra".
A algunos alimentos se les elimina un componente, como ocurre con los productos 'light', a otros se les añaden minerales y vitaminas, como los zumos enriquecidos, y a otros microorganismos vivos y probióticos.
En el año 2011 los consumidores españoles se gastaron unos 3.000 millones de euros en alimentos funcionales, según ha informado la experta. Hubo casi un total de 200 productos comercializados y dirigidos, principalmente, al tránsito intestinal, a reducir los niveles de colesterol y el deterioro cognitivo o a la prevención del envejecimiento.
En este sentido, la experta ha recalcado que su consumo no es necesario si se ingiere una dieta saludable, como la mediterránea, con productos estacionales y practicando deporte.
El aumento del consumo de este tipo de alimentos y de otros como los nutracéuticos, los "superalimentos" y los productos dietéticos es comprensible en una sociedad como la occidental en la que el concepto de "alimentación adecuada" ha derivado hacia un concepto mucho más complejo, la "alimentación óptima".
"La alimentación ya no es solo una necesidad básica, es además un acto en el que ingerimos los componentes necesarios que nos ayuden a prevenir patología crónicas degenerativas de base nutricional, ya que cada vez somos más conscientes de que una adecuada alimentación nos ayuda a vivir más y mejor", ha concluido.