MADRID, 23 May. (EUROPA PRESS) -
Los futbolistas de élite deben cuidar lo que comen todos los días de la semana si luego quieren rendir de forma óptima durante un partido, según ha reconocido el responsable de la Unidad de Nutrición, Metabolismo y Composición Corporal de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Antonio Escribano, que asegura que la alimentación puede marcar diferencias "considerables" entre unos y otros.
"Las diferencias en el rendimiento entre futbolistas bien y mal alimentados son mucho más importantes de lo imaginable", según ha destacado durante su participación en el congreso anual de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) que se celebra en Valencia.
De hecho, defiende que la alimentación debe estar "estratégica y tácticamente diseñada" ya que puede marcar una diferencia en el rendimiento del jugador que "puede superar márgenes de más del 40 por ciento en sus depósitos de combustible muscular".
Las exigencias fisiológicas que se generan en el trabajo muscular ejercido durante la práctica del fútbol hacen que en el transcurso de un partido se lleve a cabo "un elevado y específico gasto energético", indica el doctor.
Las distancias recorridas varían entre 10 y 14 kilómetros según el puesto que se ocupe en el equipo. Además, se realizan frecuentes saltos y carreras de mayor o menor longitud y con mayor o menor continuidad, pero desarrollando una alta intensidad.
"Todo ello propicia variaciones en la demanda energética muy altas en cuestión de décimas de segundo que, para poder desarrollarse exigen que la presencia, disponibilidad y utilización del combustible adecuado por parte del músculo, sin olvidar el cerebro, sea esencial", ha aseverado Escribano.
Las células que componen el tejido muscular traducen la energía química procedente de los alimentos en energía mecánica que se expresa en el movimiento. Esta energía procede fundamentalmente de los hidratos de carbono, mucho menos de las grasas y en muy escasa medida de las proteínas.
MUCHO ARROZ Y PASTA, NADA DE DULCES O ALCOHOL
Esto hace que la alimentación de estos deportistas se rica en arroz, pasta y patatas en primer lugar, seguido de hortalizas, frutas, verduras, pescado y carnes tanto blancas como rojas y algún otro alimento complementario.
En este mismo orden de cosas, queda prohibido el consumo de alcohol, y muy limitado el de grasas saturadas, embutidos, dulces y todo tipo de bollería, ya que como apunta Escribano "no aportan nada aprovechable desde le punto de vista del rendimiento nutricional deportivo para el profesional del fútbol".
Este aspecto es clave, teniendo en cuenta que la cantidad de combustible muscular y, por lo tanto, la capacidad del músculo para mantener un ejercicio continuado, está relacionada íntimamente con el tipo de alimentación que se practica.
Asimismo, es fundamental que el futbolista este perfectamente hidratado, tanto en los entrenamientos como durante el partido. "Durante los entrenamientos, el deportista debe beber frecuentemente, de forma aproximada cada 20 minutos y entre 20 y 30 centilitros de agua. Es muy importante que el jugador no tenga nunca sensación de sed y que una vez acabado, tanto el entrenamiento como el partido, reponga la cantidad de líquido perdida", apunta.
El paso de los años y la experiencia ha hecho que cobre más relevancia el tema de la nutrición en el deporte, de esta manera "son más muchos los deportistas que, desde las categorías inferiores, reciben formación nutricional".
CUERPOS "ENTRENADOS" PARA LA EXCELENCIA DESDE PEQUEÑOS
Esto ha permitido que cuando estos deportistas lleguen a categorías superiores, sus cuerpos estén "biológicamente entrenados para abordar la excelencia en el rendimiento deportivo".
El diseño alimentario concreto para cada futbolista ha de ser ajustado de forma individual y su importancia no solamente está limitada al mantenimiento del peso, que ya de por si es trascendental, sino que es determinante en el rendimiento, recuperación después del esfuerzo, prevención y curación de lesiones.
Además, la estrategia alimentaria global para todo un equipo, lo que también podría ser entendido como una especie de táctica alimentaria y nutricional, debe desarrollarse desde la pretemporada hasta el final de la competición, analizando los entrenamientos, cada partido y post-partido concretos, teniendo en cuenta horarios, partidos previos de cada futbolista, condiciones ambientales, viajes, descansos, etcétera, y debe abarcar hasta los más mínimos detalles, incluso los relacionados con la forma y tecnología usada en la preparación de los alimentos", indica este experto.