MADRID, 9 Abr. (EDIZIONES) -
Fisiológicamente, el cerebro envejece igual que el resto del organismo. Perdemos unas 100.000 neuronas diarias. Es a la vez impresionante e insignificante porque tenemos unos 100.000 millones y, además, podemos fabricar neuronas durante toda la vida.
Sin embargo, para ello debemos asegurarnos de que permitimos que la fábrica de neuronas siga en funcionamiento. "En otras palabras: el envejecimiento del cerebro depende de lo que hagamos con él. Hablar, cultivarse, moverse, tener relaciones sociales, aprovechar la neuroplasticidad, entre otras cosas, ayuda a atrasar el declive cognitivo que, como sabemos, es inevitable", advierte el médico especialista francés Michel Cymes en una entrevista con Infosalus.
Con motivo de la reciente publicación de 'Mima tu cerebro. Cómo cuidarlo para vivir mejor' (Zenith), Cymes (autor del manual) destaca en este contexto que la dieta ocupa un lugar fundamental y, dentro de ella, los ácidos grasos son esenciales para la constitución de la membrana que envuelve las neuronas.
"Se trata de una especie de vaina que, además de protegerlas, facilita la formación de nuevas conexiones entre ellas. Si por algún motivo te faltaran estos nutrientes pondrías en peligro tu salud cerebral. O, al menos, esa es la conclusión a la que han llegado experimentos con animales a los que los investigadores privaron de omega-3", indica el especialista.
Según advierte, el déficit de ácidos grasos se paga antes o después con disfunciones que afectan a la salud global de la persona, ya que interfieren con el sueño, con la capacidad de aprendizaje y de retención, con el desempeño cognitivo, y con la relación con el placer en todas sus formas.
"Antaño se hablaba de la 'vitamina J', un nombre que cayó en desuso y ahora hablamos de ácidos grasos omega-3. El organismo humano no puede producirlos, por lo que es importante que los obtengamos mediante la alimentación. Cuando hablamos de los omega-3, tan beneficiosos para la memoria y para el estado de ánimo, pensamos inmediatamente en el salmo*n. Bien pensado. Sin embargo, este pescado dista mucho de ser el único alimento que los contiene", señala Cymes. Por ello aquí desgrana una lista de otros alimentos ricos en estos ácidos grasos:
1. Canónigos: Acuérdate de lavarlos antes de consumir- los. Sin embargo, evita los chorros de agua demasiado potentes, que podrían dañar esta planta tan frágil.
2. Aceite de cáñamo: Se conserva hasta ocho semanas en el frigorífico. Te espera en las estanterías de productos bio y no es precisamente barato. Sin embargo, ¿le pondrías precio a tu salud cerebral?
3. Aceite de linaza: Es un buen amigo del sistema cardiovascular. Lo ideal sería consumir una cucharada sopera diaria. Sin embargo, no compres grandes cantidades de golpe, ya que se pone rancio rápidamente. Opta por botellas pequen*as y consérvalas protegidas del calor. Una vez las abras, no tardes mucho en vaciarlas (3 meses máximo).
4. Aceite de colza: También tendrás que consumirlo rápidamente. Y, entre uso y uso, guárdalo en el frigorífico o, en todo caso, evita que se caliente.
5. Huevos: Elígelos enriquecidos con omega-3. La gallina en cuestión se habrá alimentado con comida enriquecida con granos de lino.
6. Camarones: Hay camarones y camarones. Si los compras importados, ten en cuenta que los procedentes de países nórdicos son más interesantes que los de criaderos asiáticos, ya que su contenido en omega-3 es superior. En todo caso, te recomiendo que siempre que puedas compres productos frescos, ya que los camarones congelados o en conserva tienen un contenido en sal demasiado elevado.
7. Semillas de chía: Sus grasas buenas se resumen en tres letras: AAL, que designan al ácido alfalinolénico. Aunque es un nombre difícil de pronunciar puedes confiar en él porque le hará un gran bien a tu cerebro. Si te gustan, puedes comerlas tal cual. Si no, muélelas. No son complicadas de combinar y encajan con multitud de platos distintos.
8. Caballa: Es uno de los pescados más buscados por su riqueza en omega-3. Una ración de 100 gramos basta para obtener el doble de la cantidad diaria recomendada. Sin embargo, las personas que sufren gota han de evitarla.
9. Nueces: Cómpralas con cáscara y consérvalas a una temperatura inferior a 10 grados centígrados. Sí, te darán algo más de trabajo, pero valdrá la pena. Las bolsitas llenas de nueces peladas que venden por doquier son muy prácticas, pero menos beneficiosas para la salud, ya que se oxidan.
10. Sardinas: Tanto si están en conserva en aceite de oliva virgen como si las haces a la plancha, las sardinas harán mucho más que saciar tu hambre: te calmarán. La sardina tiene propiedades relajantes y su consumo está indicado en casos de agotamiento, ansiedad o estrés. Además, como son ricas en vitamina D, son unas aliadas perfectas cuando llega el invierno y el organismo se ve privado de la luz solar y tiene dificultades para sintetizar esta vitamina que combate el cansancio.