MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Cuidar de un cónyuge o pareja parece estar asociado a una mayor soledad para los mayores de 50 años, según muestra una nueva revisión sistémica de las investigaciones publicadas sobre el tema. Sin embargo, los datos de 28 estudios, con 191.652 participantes de 21 países, muestran que el voluntariado o el cuidado de los nietos pueden ayudar a reducir la soledad.
El equipo de expertos internacionales, dirigido por científicos del King's College de Londres, que publica sus conclusiones en la revista 'Aging and Mental Health', y afirma que los resultados ponen de manifiesto la necesidad de desarrollar intervenciones específicas para combatir la soledad de los adultos mayores que cuidan de su pareja o cónyuge.
"La soledad puede hacer que las personas se sientan aisladas y desconectadas de los demás, y puede tener una amplia gama de efectos negativos en su salud física y mental --afirma la autora principal, Samia Akhter-Khan, candidata al doctorado en el Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King's College de Londres--. Hay una necesidad urgente de identificar a las personas que pueden ser más vulnerables a sentirse solas y de desarrollar soluciones específicas para prevenir y reducir la soledad en estos grupos de población".
"Nuestros hallazgos sugieren que el cuidado de una pareja con condiciones de salud complejas, en particular la demencia o la enfermedad de Alzheimer, está relacionado con mayores niveles de soledad, mientras que el cuidado de los niños o el voluntariado puede ayudar a reducir la soledad en los adultos mayores", añade
La soledad tiene muchas causas diferentes, que varían de una persona a otra y saber qué personas corren más riesgo permitirá adoptar enfoques específicos para ayudar a las personas que se sienten solas.
Los adultos mayores contribuyen con una gran cantidad de cuidados y otras actividades no remuneradas, pero aún no está claro cómo estas contribuciones significativas a la sociedad se relacionan con la soledad. El cuidado y el voluntariado también pueden satisfacer una expectativa clave en la edad avanzada, la expectativa de contribuir de forma significativa, que todavía no se ha tenido plenamente en cuenta en la investigación y las intervenciones sobre la soledad, según el Marco de Expectativas de Relaciones Sociales publicado recientemente por el autor.
Esta nueva revisión sistemática incluyó 28 estudios de países como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Nueva Zelanda, China y muchos otros. Los autores examinaron la relación entre tipos específicos de actividades no remuneradas -como el cuidado del cónyuge, el cuidado de los nietos o el voluntariado- y la soledad en personas mayores de 50 años.
Descubrieron que cuidar de los nietos (o de otros niños no relacionados) estaba relacionado con una menor soledad en seis de siete estudios, mientras que cuidar a la pareja o al cónyuge se asoció sistemáticamente con una mayor soledad. Además, cinco de seis estudios informaron de una relación entre el voluntariado y niveles más bajos de soledad.
"Esta es la primera revisión de este tipo que investiga sistemáticamente la relación entre las actividades de cuidado y voluntariado de las personas mayores y la soledad", añade el coautor, el doctor Matthew Prina, jefe del Grupo de Investigación de Epidemiología Social del King's College de Londres.
"Ahora será necesario seguir investigando las necesidades de los cuidadores de edad avanzada, así como examinar los obstáculos, las oportunidades y la satisfacción de participar en actividades significativas --prosigue--. Esto podría ayudar a arrojar luz sobre la 'dosis' óptima de voluntariado y cuidado de los nietos y a identificar formas de maximizar sus potenciales efectos beneficiosos para combatir la soledad en los mayores de 50 años. Respetar a los adultos mayores por sus contribuciones y valorar sus actividades no remuneradas probablemente desempeñará un papel importante en la mitigación de la soledad", añade.
El documento destaca que todos los estudios incluidos en esta revisión se llevaron a cabo en países de mayor renta y antes de la pandemia del COVID-19, que provocó un aumento del número de personas que experimentan la soledad.
Las investigaciones futuras deberían tomar medidas para promover los datos de los países de ingresos bajos y medios, como el reciente estudio de los autores sobre Indonesia, y tener en cuenta factores externos específicos -como las pandemias mundiales, los cierres, los escenarios de conflicto y el cambio climático- al investigar la asociación entre las actividades no remuneradas de las personas y la soledad.