MADRID, 1 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un tercio de las personas mayores que consume benzodiacepinas (tranquilizantes indicados para problemas de ansiedad, depresión e insomnio) sufre interacciones con otros fármacos, según ha mostrado un estudio realizado por el Hospital Virgen Macarena de Sevilla, presentado en el 59 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), que se celebra estos días en Valladolid.
En concreto, los diuréticos, antihipertensivos y beta-bloqueantes (utilizados para tratar patologías cardiacas) son los que causan este tipo de reacciones con mayor frecuencia cuando se administran con estos tranquilizantes.
Y es que, las benzodiacepinas son uno de los grupos farmacológicos más empleados en la actualidad para el tratamiento de síntomas como la ansiedad y el insomnio, teniendo especial relevancia en los mayores, debido a su potencial de producir efectos adversos.
"Estos medicamentos producen efectos secundarios derivados de su acción farmacológica. En el caso de las personas mayores, por su especial idiosincrasia dichos efectos se acentúan. Aparecen casos de fracturas de caderas por caídas, somnolencia diurna, hipotensión severa, e incluso, se ha relacionado su uso directamente con el riesgo de deterioro cognitivo y enfermedad de Alzheimer", ha comentado el autor principal, Miguel Vázquez.
De hecho, prosigue, los diuréticos y, en general el grupo de fármacos antihipertensivos, al ser combinados con benzodiazepinas, pueden causar un aumento del efecto hipotensor, llegando a situaciones de inseguridad para el paciente como mareos y vértigos. Además, el experto ha avisado de que, junto a otros psicofármacos u opioides, el riesgo se centra en la capacidad de producir depresión respiratoria severa.
EN EL 40% EL TRATAMIENTO CON BENZODIACEPINAS SE ALARGA MÁS DE UN AÑO
En esta misma línea, otro estudio, presentado también durante el encuentro, ha mostrado que en el 40 por ciento de los mayores el tratamiento con benzodiacepinas se prolonga más de un año. Según este trabajo, que analiza el uso de estos fármacos en la población mayor, el 80 por ciento de los mayores de 65 años llevaba más de tres meses en tratamiento.
"Es una cifra alarmante si tenemos en cuenta que tres meses de tratamiento se considera el periodo adecuado para tratar un trastorno de ansiedad. En el tratamiento con benzodiazepinas es esencial consensuar con el paciente el tiempo de uso, al igual que se hace con otros fármacos como los corticoides", ha apostillado Vázquez.
Asimismo, los ansiolíticos e hipnóticos son fármacos que pueden generar dependencia. "La dependencia a las benzodiazepinas termina convirtiéndose en un círculo vicioso. El paciente que la toma de forma crónica irá desarrollando tolerancia a sus efectos, lo que precisará un aumento de dosis, cambio de fármaco o incluso a veces la combinación de varias benzodiazepinas", ha apostillado.
Por otra parte, otra investigación, realizada a más de 900 pacientes, ha desvelado que más del 15 por ciento de los pacientes mayores polimedicados sufre alguna interacción farmacológica.
"A partir de determinadas edades es frecuente sufrir varias patologías, y muchas veces de carácter crónico, lo que motiva que los pacientes consuman al día varios fármacos distintos. Los más habituales son los antihipertensivos, antidiabéticos, medicamentos para el Párkinson, las benzodiazepinas, los anticoagulantes y los antidepresivos", ha recalcado una de las autoras de esta investigación, Mireya Mañes.
A su juicio, es "complicado" evitar dichas interacciones, debido a que los pacientes de edad avanzada son especialmente susceptibles a sufrir una interacción medicamentosa por presentar muchos factores de riesgo, los que son a causa de su propia fisiología, los problemas de malnutrición que pueden dar lugar a una alteración del cumplimiento del tratamiento. "Para poder evitarlas sería necesario hacer una evaluación rigurosa de todos los medicamentos que toma el paciente, seleccionando los que sean imprescindibles", ha zanjado.
PLAN ESTRATÉGICO PARA LA FARMACIA HOSPITALARIA
Finalmente, el presidente de la SEFH, José Luis Poveda, ha presentado en el Congreso el Plan Estratégico de la sociedad, aprobado en 2007 con el objetivo de adaptar la estructura de la organización para impulsar y facilitar la investigación, aumentando sus aportaciones científicas, y desarrollando un perfil propio como colectivo investigador.
"En el Plan Estratégico de la sociedad, aprobado en el 2007, ya se contemplaba en uno de los puntos la investigación. De aquí al 2020 nos hemos propuesto aumentar las aportaciones científicas. La investigación es uno de los pilares estratégicos de la SEFH a la hora de desarrollar el papel que este profesional tiene en la sanidad española. Todo ello con la intención última de mejorar el uso de los medicamentos y los resultados en salud", ha explicado Poveda.
En concreto, la sociedad, tal y como plasma en el Plan, espera promover la elaboración de actividades formativas en investigación clínica y difusión del conocimiento; estimular y apoyar la investigación en las líneas estratégicas de la SEFH: seguridad de los medicamentos y resultados en salud; promover la valoración curricular de la actividad investigadora en las ofertas de empleo; incrementar la captación de fondos; buscar 'partners' en otras sociedades científicas, instituciones, agencias de investigación públicas y grupos de asociaciones de pacientes; transferencia de los resultados a la práctica clínica; y difusión de los resultados fuera del ámbito científico, llegando a los ciudadanos.
Entre las líneas de actuación para conseguir estos objetivos, este año se ha convocado la primera convocatoria de Ayudas a la Investigación SEFH donde han concurrido 47 proyectos de investigación, algunos de excelente calidad, y se han seleccionado cinco para su financiación. Lo que ha sido posible gracias a la colaboración económica de Roche y la Fundación Española de Farmacia Hospitalaria (FEFH).