Las técnicas intervencionistas son la primera elección para el recambio de la válvula aórtica en ancianos

Jornada en la RANM
RANM
Actualizado: lunes, 25 abril 2016 14:59

MADRID, 25 Abr. (EUROPA PRESS) -

Las técnicas intervencionistas son la primera elección para el recambio de la válvula aórtica en ancianos, según se ha puesto de manifiesto durante una sesión científica extraordinaria, organizada por la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) con la colaboración de Edwards.

La estenosis aórtica, con una incidencia de entre el 2 por ciento y el 7 por ciento de la población europea mayor de 65 años, es el problema valvular más habitual. "Pero, cuando las estenosis aórticas degenerativas llegan a presentar criterios para la sustitución quirúrgica, en el 30 por ciento de los casos no es posible por el casi inasumible riesgo que implica la cirugía", ha explicado el académico de número, José Ramón de Berrazueta.

Y es que, prosigue, sin cirugía estos pacientes evolucionan y cuando aparecen los síntomas o la función contráctil se deteriora, cerca del 50 por ciento de los afectados muere en los dos primeros años. Ahora bien, el pronóstico de estos enfermos ha cambiado radicalmente con la TAVI, hasta el punto de que mejoran los síntomas y su vida se hace más cómoda y más larga.

Por otra parte, jefe de la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista del Hospital Universitario de Málaga, José María Hernández, ha abordado la historia del intervencionismo cardiaco y de la TAVI (que se inició en el año 2002). "En estos años se ha consolidado como una técnica plenamente aceptada en los pacientes con alto riesgo quirúrgico y estudios recientes concluyen que sus resultados son muy favorables en comparación con la cirugía", ha señalado.

El paso siguiente consiste en analizar si es una alternativa en enfermos de bajo riesgo. Una indicación que, para el jefe de Cardiología y la Unidad de Hemodinámica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, Javier Zueco, tiene su lógica, ya que cuanto mejor esté el paciente, mejor irá la técnica porque los riesgos son menores.

Las prótesis para implantación percutánea son de pericardio de cerdo o de vaca y su vida media es de 10 a 12 años, la misma que la de las prótesis quirúrgicas, con la ventaja de que a los 14 años se puede volver a sustituir sin tener que retirar la válvula dañada.

COMPLICACIONES DE LA TERAPIA

En cuanto a las complicaciones, el especialista del Hospital Universitario de Málaga ha destacado los trastornos de la conducción cardiaca y el riesgo de accidente cerebrovascular, que representó una de las principales preocupaciones en los inicios de la TAVI y que, sin embargo, con el tiempo se ha visto que es igual, o menor, al de la cirugía clásica.

"La solución podría estar en aumentar la anticoagulación. Otro inconveniente en el que coincidieron los participantes es el desgaste de las prótesis que afecta a su durabilidad, que por otra parte es común a las prótesis quirúrgicas biológicas", ha enfatizado.

Finalmente, el responsable de la división de válvulas transcatéter de la compañía Edwards, Maxi Aparicio, ha recordado que hay varios factores que están facilitando e incidiendo en el desarrollo de la terapia TAVI, entre los que destacan el proceso de selección de los pacientes, la experiencia del operador, la innovación tecnológica y los resultados clínicos.

"Su evolución posibilitará, en un futuro próximo, la apertura de esta terapia a pacientes con estenosis aórtica severa de menor riesgo o riesgo intermedio y no solamente a pacientes inoperables o de alto riesgo", ha afirmado.

El procedimiento consiste en introducir a través de la arteria femoral un catéter (de 5 milímetros de diámetro) que lleva la válvula plegada en su extremidad. Al llegar a la válvula aórtica nativa (que se anula mediante presión contra las paredes cardiacas) se expande la prótesis, que permite que el corazón comience , de forma inmediata, a latir normalmente.

"De esta forma, se soluciona un problema clásico quirúrgico, sin necesidad de abrir el tórax ni detener el corazón con la posibilidad de que el paciente esté caminando al día siguiente. A largo plazo, los resultados son los mismos que con la cirugía convencional pero con menos agresividad, "en la línea de la idea actual de hacer lo que sea menos agresivo para el paciente. Menos bisturí y más catéter es la esencia", ha zanjado.