MADRID, 29 Jun. (EUROPA PRESS) -
Por encima de los 105 años, el aumento en el riesgo de muerte por la edad se ralentiza e, incluso, se estabiliza, según un nuevo estudio, que proporciona información valiosa sobre una de las cuestiones más fundamentales del envejecimiento humano; ¿hay una esperanza de vida máxima fija para los humanos?
Tal límite, si lo hay, aún no se ha alcanzado, según plantean Elisabetta Barbi y sus colegas de la Universidad de Sapienza, en Roma, Italia, tras concluir su investigación, que involucró el análisis de datos de casi 4.000 italianos y que se detalla en la revista 'Science'.
La demografía del envejecimiento es un tema polémico con mucho debate sobre si las tasas de mortalidad continúan aumentando exponencialmente hasta alcanzar edades extremas o nivelarse en una meseta (de modo que la probabilidad de morir se mantiene constante para las personas de la edad correspondiente, y más allá).
Aunque algunos estudios que investigan los límites del aumento de los riesgos de muerte por edad han sugerido una meseta en la mortalidad, otros han llegado a una conclusión opuesta: cuanto mejores son los datos, menor es la apariencia de tal nivelación.
En este informe, los científicos proporcionan pruebas sólidas para el primer caso, apoyando la existencia de mesetas de mortalidad en las edades más avanzadas. En este estudio, los autores calcularon las tasas de mortalidad a partir de datos sobre trayectos de supervivencia cuidadosamente documentados y verificados de 3.836 italianos mayores de 105 años entre 2009 y 2015.
Según los autores, los datos de alta calidad utilizados permitieron estimaciones de mortalidad extrema con una precisión sin igual y precisión, libre de los problemas típicos que tienen estudios demográficos de edad extrema limitados. Encontraron que las tasas de mortalidad, que aumentan exponencialmente con la edad, comienzan a desacelerarse después de los 80 años y luego se acercan a una meseta después de los 105 años.
Además, los autores muestran que la tasa de mortalidad en mayores de 105 años disminuye ligeramente entre los grupos nacidos dentro del mismo año, lo que sugiere fuertemente que la longevidad humana está aumentando con el tiempo. En otras especies se observan patrones de meseta de mortalidad similares en edades extremas, dando a entender explicaciones evolutivas y estructurales comunes.