La soledad y el aislamiento social en mayores puede llevar al suicidio o a la muerte natural, según un psicólogo

Iniciativa 'R-Conecta' Impulsada por el centro Hospitalario San Juan de Dios de Madird.
Iniciativa 'R-Conecta' Impulsada por el centro Hospitalario San Juan de Dios de Madird. - SAN JUAN DE DIOS
Publicado: miércoles, 11 junio 2025 17:13

MADRID 11 Jun. (EUROPA PRESS) -

La soledad y el aislamiento social de los mayores puede llevar a cometer suicidio o muerte por circunstancias naturales, porque esta situación también favorece la pérdida de ganas de vivir, ha informado el psicólogo de la Fundación Instituto San José, Carlos Gil Arellano, durante el segundo encuentro de la iniciativa 'R-Conecta', que ha puesto en marcha el centro Hospitalario San Juan de Dios de Madrid.

El psicólogo expone que el intento de suicidio en personas de 65 años o más es del 30 por ciento, lo que lleva a admitir que "la salud mental de las personas mayores es bastante dramática"; donde la soledad, el aislamiento, la depresión y la ansiedad son los principales problemas que afectan al bienestar emocional de las personas a medida que van cumpliendo años. Según el experto, "hay una prevalencia de trastornos depresivos muy altos", los datos ponen de manifiesto que a partir de 65 años alcanza el 25 por ciento, cifra que incrementa en mayores de 85.

En este sentido, Arellano señala que "la depresión no llega de golpe, es el resultado de multiples factores", normalmente como resultado de una confluencia de soledad con duelos personales o pérdidas. Además, añade que "muchas veces se estigmatiza o se medicaliza" la soledad, cuando lo que hay detrás son problemas sociales que "hay que abordar". En este sentido afirma que "no hay que patologizar envejecer, sino que hay que envejecer de manera positiva".

Asimismo, el enfermero especialista en Salud Mental, Jordi Ramon Rizo, añade que si se medicaliza, se está medicalizando la consecuencia y no se está trabajando la causa. El experto puntualiza que "la salud mental se está desbordando de situaciones que son sociales y que tienen que tener una solución social" y, sin embargo, se están "haciendo sanitarias y medicalizando". De esta manera denuncia que la soledad, la tristeza, cosas que antes se contenían bien en la comunidad, ahora se medicalizan.

Por eso, Rizo señala que "ahora funcionamos como sociedad y tenemos que funcionar como comunidad". Así, el experto anima a la sociedad a ser más cercana con aquellos que se pueden sentir sólos. "Todos somos rompedores de soledades, con cualquier pequeño detalle rompes soledades más que con cualquier fármaco", afirma. Además, desde un punto de vista más profesional, expone que la soledad "es una situación social, política y sanitaria" y necesita ser abordada de manera coordinada, para que los propios trabajadores "no se sientan solos".

Otra manera de trabajar la soledad y el aislamiento social en adultos mayores es "favoreciendo el envejecimiento positivo", explica Arellano. Esto se puede conseguir con "microacciones" que cada individuo pueda hacer, o como sociedad, "favoreciendo los grupos de duelo, grupos para la gente que se siente sola, favoreciendo el envejecimiento activo, haciendo deporte, integrándose en grupos para favorecer la mejora cognitiva, o con las relaciones sociales con familiares o con amistades", expone.

PERFIL DE LOS AFECTADOS POR LA SOLEDAD

La mayoría de afectados que acuden a grupos de soledad "tienen nula relación con el entorno" y, "cuando empiezan a relacionarse, mejoran mucho", señala Rizo. No obstante, el 80 por ciento están casados, lo que evidencia que no siempre están solos físicamente. Además, aunque suele ser gente mayor de 65 años, el experto puntualiza que "empieza a venir gente de 48 para arriba". Por otro lado, el 80 por ciento son mujeres, "porque ser mujer es ser vulnerable a padecer soledad", señala Rizo.

En este sentido, la presidenta del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada SoledadES, Matilde Fernández, señala que, según los estudios del observatorio, las personas que sienten soledad son las que tienen poca estabilidad económica; los niños con padres con pocos recursos, o personas sin estudios; los universitarios sienten la mitad de soledad que las personas que han interrumpido los estudios, que han repetido o que han fracasado. Asimismo, también tienen una mayor sensación de soledad las personas con problemas de salud, las que no son heterosexuales o los españoles de hijos de inmigrantes.

En todos estos casos influye "un poquito más en las mujeres", afirma Fernández. Esto se debe a que la mujer ha sido educada "en ser cuidadora" y, el rol de cuidador "pesa", porque "parece que hay sentimiento de culpa si no cuidamos" y hace que sientan más la soledad.

DIFERENTES TIPOS DE SOLEDAD

El director científico del Programa de personas mayores de la Fundación 'La Caixa', Javier Yanguas, pone de manifiesto que no se debe generalizar el sentimiento de soledad y que se puede manifestar de diferentes maneras. "Hay gente que necesita vínculos significativos, hay otra gente que necesita intimidad, hay gente que habla de la soledad desde la tristeza, gente que habla de la soledad desde la amenaza, desde el abandono, desde la exclusión o desde la vulnerabilidad", expone el experto.

Yanguas expone que "hay soledades que no son relacionales". Cuando una personas termina su etapa laboral y, de repente, tiene un montón de horas al día, "puede estar lleno de amigos, de familia, de lo que sea, y sentirse solo, porque igual no tiene un proyecto de vida", señala.

Sin embargo, ante estas distintas soledades, "a todo el mundo le damos una única respuesta y medimos de una única manera". En muchos sitios la respuesta es "necesidad de compañía. Es decir, estás solo, te pongo gente", denuncia Yanguas. En este sentido, el experto señala que se necesita "una evaluación distinta", donde se ponga matiz; intervenciones que sean capaces de dar respuesta a esas distintas soledades que hay y "personalizar más la intervención".

INICIATIVA 'R-CONECTA'

La iniciativa 'R-Conecta' tiene el objetivo de analizar y compartir experiencias y, en este caso, ha puesto el foco en la salud mental y el cuidado de colectivos especialmente vulnerables.

El centro hospitalario San Juan de Dios ha puesto a disposición de los presentes a varios expertos en el sector de la psicología, de la salud mental, de personas mayores y de la soledad no deseada.

Asimismo, los asistentes han podido escuchar de primera mano qué supone enfrentarse de repente a la soledad, gracias al testimonio de Carlos, cuya mujer lleva cuatro años ingresada en la Fundación Instituto San José tras haber sufrido un ictus.

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