MADRID, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha señalado que el aumento de infecciones por dispositivos cardíacos y prótesis articulares se debe al mayor número de implantes en pacientes mayores o con comorbilidades.
Aunque poco frecuentes, los médicos internistas apuntan que la mortalidad por infecciones asociadas a dispositivos cardiacos puede llegar al 10-15 por ciento, si no se detectan y tratan precozmente y hasta el 20-30 por ciento, si se extienden a las válvulas cardiacas. Las infecciones articulares también son poco frecuentes, pero el 1-2 por ciento de las prótesis primarias se infecta.
Los dispositivos cardiacos implantables mantienen la función cardiaca. Los más frecuentes son los marcapasos, desfibriladores automáticos implantables (DAI) y sistemas de resincronización cardíaca y, en menos casos, catéteres o electrodos intracardiacos, válvulas protésicas y dispositivos de cierre.
"Son herramientas vitales para muchos pacientes, pero, como todo material implantado, conllevan un riesgo potencial de infección", ha indicado María Sánchez, del Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario de Salamanca.
Los síntomas más comunes en las infecciones por dispositivos cardíacos son fiebre persistente sin causa aparente, rojez, dolor o secreción en la zona del generador, y, en casos avanzados, sepsis o bacteriemia. Ante la sospecha diagnóstica, el ecocardiograma detecta vegetaciones o abscesos; los cultivos confirman la infección bacteriana y el PET-TAC confirma diagnósticos dudosos y delimita la extensión de la infección.
Más del 70 por ciento de los casos se deben a cocos grampositivos, sobre todo 'Staphylococcus aureus' y 'S. epidermidis', bacterias de la piel que se adhieren a los dispositivos y forman biopelículas o biofilms que dificultan la erradicación con antibióticos. Otros microorganismos menos típicos son los enterococos, bacilos gramnegativos y, en pacientes inmunodeprimidos, los hongos.
Los factores de riesgo incluyen diabetes mellitus, insuficiencia renal crónica, inmunosupresión, cirugías largas o repetidas, y reintervenciones en el mismo bolsillo del dispositivo o una bacteriemia; condiciones locales (hematomas, seromas o heridas quirúrgicas) y el uso inadecuado de profilaxis antibiótica.
"El tratamiento solo antibiótico rara vez es suficiente; en la mayoría de los casos es imprescindible retirar todo el sistema, generador y electrodos, para eliminar biopelículas resistentes. Solo en infecciones superficiales muy precoces puede intentarse un manejo conservador bajo estrecha vigilancia", explica Sánchez.
El tratamiento de la infección del dispositivo conlleva la retirada del mismo y el inicio del tratamiento antibiótico cuya duración dependerá de la gravedad y extensión de la gravedad, se espera entre 7 y 14 días para reimplantarlo. El nuevo dispositivo se coloca en el lado contrario o se opta por sistemas sin cables (leadless pacemakers), para reducir el riesgo de reinfección; a los pacientes que dependen de marcapasos se les implantan hasta el dispositivo definitivo marcapasos transitorios o temporalmente, en pacientes que precisen desfibirladores se puede optar por chalecos desfibriladores.
Los especialistas advierten de que retrasar el diagnóstico y tratamiento de la infección, puede dejar secuelas y afectar a la función del corazón. Ahora, con prevención, detección temprana, educación a pacientes de riesgo y manejo por equipos multidisciplinares especializados en endocarditis, mejoras técnicas en la extracción y dispositivos implantables, ha mejorado la morbimortalidad asociada en estos pacientes.
En España, el Registro Español de Endocarditis de Medicina Interna (REEIMI), con casi 1.000 casos y más de 65 investigadores, evalúa la eficacia de estos equipos y analiza la evolución clínica y epidemiológica de estas infecciones
DISPOSITIVOS ARTICULARES
Los dispositivos articulares son prótesis (artroplastias). Las de cadera y rodilla son las más comunes; también las hay de hombro, codo o tobillo. Se usan en fases avanzadas de artrosis y otras enfermedades degenerativas del aparato locomotor, en cirugía oncológica y en fracturas de cadera del anciano.
Las infecciones articulares son poco frecuentes, aunque van al alza por el mayor número de implantes que se colocan cada año. El 1-2 por ciento de las prótesis primarias se infecta, siendo el riesgo es mayor en revisiones, cirugías urgentes o pacientes con comorbilidades.
"Los factores de riesgo incluyen comorbilidades significativas, obesidad, antecedentes de infección e inmunosupresión. Y las consecuencias son hospitalizaciones largas, tratamientos antibióticos extensos, pérdida funcional y una carga económica importante para la sanidad", expone Jaime Lora-Tamayo, del Servicio de Medicina Interna, del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
El tratamiento combina siempre cirugía y antibióticos. La sola administración de antimicrobianos resulta insuficiente debido a la formación de biopelículas y a la infección intracelular que actúa como reservorio. Por ello, se requiere un enfoque multidisciplinar con traumatólogos, microbiólogos y clínicos expertos en enfermedades infecciosas.
Con frecuencia es necesario retirar la prótesis; sin embargo, en algunos pacientes se puede intentar un tratamiento conservador con retención del implante (estrategia DAIR, del inglés debridement, antibiotics, and implant retention). La retirada de la prótesis se sigue de un recambio por un nuevo implante, que puede requerir una o dos cirugías. Si la reimplantación no es posible, el paciente queda con una artroplastia de resección que limita su funcionalidad.
'Las Infecciones Asociadas a Dispositivos' se abordarán en la sesión Encuentro con el experto del 46º Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y el 39º Congreso de la Sociedad Andaluza de Medicina Interna (SADEMI), del 26 al 28 de noviembre en Córdoba. Moderará esta sesión el Dr. Antonio Ramos Martínez, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Puerta de Hierro, de Majadahonda (Madrid).