MADRID, 27 Oct. (EDIZIONES) -
El cáncer y el envejecimiento van de la mano. Cuanta más edad tengamos, más probabilidades albergaremos de desarrollar un cáncer. Ambos están favorecidos por una acumulación de daño celular, por lo que los mecanismos que protegen a las células de ese daño, también proporcionarán una protección simultánea frente al cáncer y al envejecimiento.
Por otro lado, el cáncer y la longevidad requieren de una duradera proliferación celular. Entonces, se piensa que los mecanismos que limiten esa proliferación celular indefinida proporcionarán a su vez una mayor protección frente al cáncer, a la vez que favorecerán un frenazo al envejecimiento.
En una entrevista con Europa Press, la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Blasco, destaca las investigaciones que desde su equipo se están desarrollando desde hace años para entender cuáles son los factores moleculares que alientan el envejecimiento, y cuál es su relación con determinadas enfermedades, como el cáncer.
Según indica, en todos estos procesos juegan un papel muy importante los telómeros, unas estructuras al final de las cadenas de ADN que protegen a los genes, y que se van desgastando conforme las células se multiplican y se dividen para regenerar los tejidos. Ese desgaste provoca que los telómeros sean cada vez más cortos, un defecto que se va agravando conforme hay más divisiones celulares, pasa más el tiempo.
"Debería tener este problema alguna solución en la naturaleza, y en el caso de los humanos tiene que ver con la telomerasa, una enzima que funciona en estadios preimplantacionales de la célula embrionaria. Ésta compensa esa pérdida progresiva durante el proceso de la división celular. Pero sólo funciona en el desarrollo embrionario, donde se resetea la longitud telomérica, independientemente de cómo sea la de los padres. Su descubrimiento recibió el Nobel en 2009", señala.
No obstante, advierte Blasco, la telomerasa deja de funcionar cuando nacemos, por lo que los telómeros se recortan de forma progresiva conforme envejecemos. "Pensamos que este acortamiento lleva a que se pierdan estas estructuras protectoras y esto es la causa de muerte celular o explicación molecular de por qué nuestro organismo y tejidos envejecen", apostilla. En este punto, resalta que la excepción serían las células del cáncer, donde la telomerasa se reactiva, y así los telómeros de células tumorales siempre están jóvenes.
Además, indica que con el envejecimiento celular, las células pierden capacidad para funcionar de manera óptima, lo que provoca el desarrollo de distintas patologías del envejecimiento, como las enfermedades cardiovasculares, el que se pueda producir un infarto, la degeneración renal o de los pulmones, del hígado, toda la fibrosis, o el cáncer, por ejemplo.
"Aunque puede haber cáncer infantil, es raro. La prevalencia de esta enfermedad empieza a ser relevante conforme se cumplen años, especialmente a partir de los 40 y está generalmente asociada a ese proceso de envejecimiento", agrega la directora del CNIO.
LA INMORTALIDAD DE LAS CÉLULAS CANCEROSAS
En este punto, Blasco recuerda además que las células sanas son mortales, un hecho que se comprueba cuando se manipulan en el laboratorio ya que sólo se pueden dividir para dar lugar a células hijas un número limitado de veces, y después entran en un estado que se conoce como 'senescencia', o alternativamente puede producirse la muerte celular. En cambio, las células cancerosas no, pueden dividirse de forma inmortal. (La telomerasa no funciona y por tanto poco a poco los telómeros se acortan)
Es por esto por lo que, según subraya, así como en las enfermedades asociadas con el envejecimiento se produce la muerte celular y degeneración de tejidos y órganos, como podría ser en el caso de las enfermedades neurodegenerativas, en el caso del cáncer, por ejemplo, las células adquieren el potencial de ser inmortales.
"Las células cancerosas son capaces de mantener sus telómeros. El cáncer tiene que volver a tener los telómeros largos, y esto se consigue gracias a la activacion aberrante de la telomerasa, por ejemplo por mutaciones en los genes de la telomerasa.
Por eso, subraya, es importante investigar cómo en el caso del cáncer se pueden destruir sus telómeros, y así forzar a que las células cancerosas envejezcan y entren en senescencia o mueran.