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NUEVA YORK, 27 Nov. (Reuters/EP) -
Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (Estados Unidos) aseguran que las personas mayores que van a revisarse la vista suelen ver mejor en la consulta que en sus casas, una diferencia que podría deberse a la mala iluminación que tienen en sus domicilios.
Así se desprende de los resultados de un estudio que publica en su último número la revista 'JAMA Ophthalmology', basado en el seguimiento de 175 pacientes de más de 55 años entre 2005 y 2009, de los que 126 tenían glaucoma, una enfermedad visual que provoca un daño progresivo del nervio óptico.
Los participantes fueron a una clínica para examinarse la vista y también fueron atendidos en sus propios domicilios, donde los investigadores midieron tanto la calidad de su visión como los niveles de iluminación que tenían.
Más de la mitad obtuvieron mejores resultados en las pruebas de visión en la consulta en comparación con el hogar, una diferencia que fue mayor en aquellos en que el glaucoma era más grave.
Los investigadores probaron la capacidad de los participantes para leer las tradicionales cartillas de visión a distancia, tanto en zonas con luz como en otras más oscuras, y en todos los casos los resultados fueron mejores en la consulta.
Según ha reconocido la oftalmóloga y autora del estudio, Anjali M. Bhorade, esta variación podía tener sentido pero no esperaban que las diferencias fueran tan grandes.
No se trata de la única prueba médica en la que las personas muestran comportamientos diferentes según donde se le practique, ya que a la hora de medir la tensión o la agudeza mental también se obtienen resultados desiguales en función de la ubicación
En este caso, no obstante, los autores se dieron cuenta de que la iluminación en las consultas suele ser de dos a cuatro veces más brillante que en los hogares, y más de las tres cuartas partes de los hogares tenían niveles de luz por debajo de las recomendaciones establecidas por la Sociedad de Ingeniería de Iluminación de Norteamérica.
Aunque estos nuevos hallazgos provienen principalmente de un grupo de pacientes con glaucoma, los autores apuntan que los resultados podrían extrapolarse a todas las personas mayores, con o sin enfermedad.