MADRID, 26 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las personas sin hogar hacia los 50 años de edad tienen más trastornos geriátricos que las que viven en casas que son décadas más viejas, según concluye un estudio de investigadores de la Universidad de California en San Francisco (USCF), Estados Unidos, en el que se siguió a 350 personas sin hogar de 50 años y más, en Oakland, Estados Unidos.
Aunque las personas en el estudio tenían una edad media de sólo 58 años, presentaban más problemas a la hora de bañarse, vestirse y comer que las de 80 años de edad que tenían una vivienda. Les costaba más usar el transporte, tomar medicamentos, manejar dinero, solicitar prestaciones, prepararse para una entrevista de trabajo y buscar un abogado. Además, estos individuos presentaban tasas más altas de deterioro cognitivo y visual e incontinencia urinaria y eran más propensos a caerse y estar deprimidos.
"Por lo general, pensamos en enfermedades geriátricas como las que afectan a los adultos de edad avanzada como a los 70, 80 y 90 años", señala Rebecca Brown, profesora asistente de Medicina en la División de Geriatría y primera autora del artículo. "Encontramos que estos trastornos eran muy comunes en los adultos sin hogar con una edad promedio de sólo 58 años. Se estudió una población muy vulnerable. Nuestros sistemas deben responder a los retos que estos adultos mayores tienen", plantea.
Alrededor del 40 por ciento de los adultos sin hogar reportó dificultad con una o más actividades de la vida diaria, mientras que un tercio informó de que se había caído en los últimos seis meses. Alrededor de un cuarto sufría deterioro cognitivo, el 45 por ciento tenía problemas de visión y el 48 por ciento padecía incontinencia urinaria.
Los investigadores dijeron que sus hallazgos, publicados este viernes en 'Gerontologist', apuntan a la necesidad de desarrollar nuevas formas de ayudar a las personas sin hogar, que son cada vez mayores. La mitad de los adultos sin hogar individuales están ahora en torno a los 50 años o más, comparado con el 11 por ciento que había en 1990.
Según Margot Kushel, profesora de Medicina en la UCSF y autora principal del artículo, una alternativa mejor para los adultos mayores crónicamente sin hogar sería adaptar alojamientos con apoyo permanente para satisfacer las necesidades de la población sin hogar envejecida, como asistentes de cuidado personal, así como barras de apoyo en el baño. Incluso, propone soluciones a corto plazo, como albergues para sin techo que se adapten a las necesidades de la población de edad avanzada.
TRES CUARTAS PARTES TIENEN PROBLEMAS MENTALES
"Tenemos que resolver esto, de lo contrario muchas personas sin hogar serán ubicadas en hogares de ancianos, a falta de una alternativa, a pesar de que estarían mejor viviendo en entornos menos restrictivos y menos costosos", señala esta experta.
Tres cuartas partes de las personas en el estudio eran hombres y el 80 por ciento, afroamericanos. Casi la mitad experimentó su primer episodio de falta de vivienda hacia los 50 años o más y la mayoría de los participantes sufría patologías crónicas, como hipertensión. Casi tres cuartas partes tenían un historial de problemas de salud mental, dos tercios fumaban tabaco y más de la mitad tenía problemas de por vida con el alcohol o el consumo de drogas.
Los investigadores no encontraron ninguna diferencia en las enfermedades geriátricas entre las personas sin hogar que acampan en las calles, las que circulan entre refugios y hoteles, se quedan algún tiempo con familia y amigos o han perdido recientemente su vivienda de alquiler.