Según el informe 'Análisis del retraso del infarto agudo de miocardio' de SEMICYUC
MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
El perfil de una persona que sufre un síndrome coronario agudo es el de un varón de 66 años de edad y con unos factores previos de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrir un infarto, tales como obesidad o sobrepeso, hipertensión, colesterol alto y tabaquismo.
Así lo ha señalado la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), que ha presentado los datos actualizados de su registro científico 'Análisis del Retraso del Infarto Agudo de Miocardio' (ARIAM), con el objetivo de recabar los datos necesarios para mejorar la asistencia sanitaria del síndrome coronario agudo.
En el año 2013, este informe ha recogido los datos de 2.343 pacientes que llegaron a ingresar en la UCI. Los casos se registraron en 61 hospitales de toda España del 1 de febrero al 30 de abril.
En este sentido, el informe ARIAM ha señalado que un 50 por ciento de los pacientes que sufren un fallo cardiaco tiene sobrepeso y un 25 por ciento obesidad; la hipertensión arterial está presente hasta en el 62 por ciento de los casos y la dislipemia en el 53 por ciento; también se ha constatado que el 36 por ciento de los pacientes con síndrome coronario agudo son fumadores.
De este modo, la coordinadora del Grupo de Trabajo de Cuidados Intensivos Cardiológicos y RCP de SEMICYUC, la doctora Ana Rosa Ochagavía, ha apuntado que "estos factores de riesgo son modificables y la población debe ser consciente que cambiando sus hábitos de vida disminuye la probabilidad de padecer un infarto".
Estos cambios de hábitos señala que pueden ser, por ejemplo, "abandonando el tabaco, haciendo ejercicio de forma habitual y controlando los niveles de tensión arterial, azúcar y colesterol". También ha indicado que es importante la colaboración de los médicos intensivistas, los médicos de Atención Primaria, cardiólogos y otros especialistas para poder controlar estos factores de riesgo".
HAY QUE REDUCIR LOS TIEMPOS DE ESPERA
Ochagavía considera que es "fundamental reducir el tiempo de apertura de la arteria responsable de un infarto porque cuanto más tiempo está cerrada más daño se produce en el corazón y existen más probabilidades de sufrir complicaciones de riesgo vital".
Según los datos que se han obtenido, el tiempo que transcurre entre la llegada del paciente infartado al hospital y la apertura de la arteria obstruida mediante la realización de un cateterismo cardíaco es de 108 minutos, mientras que si se considera el tiempo que pasa entre que el paciente tiene el primer contacto sanitario, asciende a 129 minutos.
La llegada la centro sanitario se realiza en vehículos particulares en el 56 por ciento de los casos y en un 33 por ciento los que se realizan mediante los servicios de urgencia. Aún así, sólo el 5,1 por ciento de los pacientes infartados fallece, lo que evidencia que "la asistencia sanitaria alcanza altas cotas de éxito y calidad", según SEMICYUC.
"Es importante que la población reconozca los síntomas del infarto de forma precoz y contacte con el sistema sanitario lo antes posible", ha destacado Ochagavía.