Los mayores de 95 años no tienen miedo a hablar de la muerte

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Actualizado: miércoles, 6 abril 2016 6:53

   MADRID, 6 Abr. (EUROPA PRESS) -

   La muerte es parte de la vida de las personas mayores de 95 años de edad, que viven principalmente el día a día, según concluye un estudio sobre las actitudes ante la muerte y el morir entre las personas de muy avanzada edad. La investigación, realizada por investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y publicada en la revista 'Plos One', encuentra que este grupo está dispuesto a discutir sobre la muerte y sus cuidados al final de su vida, pero rara vez se le pregunta.

   Las mejoras en nuestro medio ambiente y estilos de vida, así como importantes avances médicos y sanitarios, significan que más y más personas están viviendo hasta una edad muy avanzada. Según un informe publicado el año pasado por la Oficina Nacional de Estadísticas británica, el número de personas de 90 años o más en el momento de su muerte se ha triplicado en las últimas tres décadas en Reino Unido.

   "A pesar del aumento dramático en el número de personas que viven hasta edades muy avanzadas, hay muy poca discusión sobre lo que estas personas de muy avanzada edad sienten sobre el final de sus vidas", dice la directora del estudio, Jane Fleming, del Departamento de Salud Pública y Atención Primaria de la Universidad de Cambridge. "Sabemos muy poco, también, acerca de las decisiones difíciles en cuanto a su final de la vida", añade.

   En un trabajo parcialmente financiado por el Instituto Nacional para la Investigación de la Salud, los autores entrevistaron a 33 personas mayores de 95 años de edad de la ciudad de Cambridge sobre las actitudes hacia la muerte, el hecho de morir y la atención al final de su vida útil. Las respuestas son a veces conmovedoras y, ocasionalmente, llenas de buen humor, pero proporcionan una perspectiva fascinante sobre los puntos de vista de una minoría a menudo pasada por alto, según los investigadores.

   La edad de las personas de edad avanzada fue tan grande que la mayoría de sus contemporáneos habían muerto, por lo que la muerte era una característica regular de la vida y muchos hablaban de vivir de prestado. Muchas de las personas mayores hablan de "tomar cada día como viene", sin preocuparse demasiado por el mañana. Aunque uno de los entrevistados dijo haber pasado "tres cuartas partes del camino", otros sabían y aceptaron que iban a morir pronto.

   En cuanto al tema de la eutanasia, se dio algún caso en el que estaban a favor. La mayoría no tenía miedo de morir y para algunos esta ausencia de temor se basaba en experiencias positivas de la muerte de los demás. En las conversaciones sobre la muerte, se hablaba principalmente de las preferencias del funeral, incluso con algunos que habían pagado por sus funerales por adelantado.

LA FORMA DE MORIR, MÁS PREOCUPANTE QUE LA INMINENCIA

   La forma de la muerte era más preocupante que su inminencia. Aunque algunos dijeron que no había pensado en morir, muchos expresaron explícitamente el deseo de morir en paz, sin dolor y preferentemente durante el sueño. Cuando se les planteó si sufrieran una enfermedad que amenazara su vida, sólo algunas personas se decantaron por un tratamiento para salvar su vida y pocos querían ser ingresados en el hospital.

   "En nuestra investigación anterior, encontramos que la mayoría de las personas que mueren a sus 90 0 100 años dependen de otros debido a niveles muy altos de discapacidad y deterioro cognitivo en los últimos años de vida", explica el doctor Fleming.

   "Durante las últimas décadas, la mayoría de las personas que mueren en una edad muy avanzada se han trasladado a un centro de cuidados en su último año o mueren en el hospital. Para mejorar los servicios de apoyo ante el aumento del número de personas que mueren a edades cada vez más viejas, necesitamos entender sus prioridades a medida que se acercan a final de la vida", añade.

   "Ahora muchas más personas han llegado a una edad muy avanzada antes de morir, es importante que sepamos acerca de sus puntos de vista y sus preocupaciones, en particular en relación con la atención al final de su vida" subraya el doctor Morag Farquhar, otro autor principal del estudio.

   "Éstas son conversaciones difíciles de tener y nadie quiere tener que enfrentarse a su propia muerte o la de un ser querido. Pero tener estas conversaciones antes de que sea demasiado tarde pueden ayudar a asegurar los deseos del individuo", concluye.