MADRID, 28 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las olas de calor son algunos de los riesgos naturales más peligrosos, con un impacto significativo en la sociedad. No obstante, tener más de 65 años constituye un factor de riesgo importante para que las consecuencias de una de ellas se agraven, hasta el punto de desembocar en la muerte.
Según señala la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, la mayoría de las defunciones ocasionadas por las altas temperaturas se producen en ancianos, muchos de los cuales sufren alguna enfermedad crónica que puede verse agravada por la deshidratación y la falta de sueño.
"Los mayores de 65 años que padecen enfermedades crónicas están polimedicados o sufren deterioro cognitivo son más vunerables al calor porque su situación basal puede desestabilizarse más fácilmente", ha indicado el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores, el doctor David Curto.
Un organismo envejecido tiene menor capacidad para percibir la temperatura y la sed, por lo que tiende a adoptar menos medidas para protegerse del clima o mantenerse hidratado. Además, generalmente los mayores también presentan dificultades para identificar los síntomas propios de un golpe de calor como el cansancio, la confusión o la falta de sudoración, que suelen atribuir directamente a los efectos de la edad.
Esto tiene todavía mayor dificultad para las personas que padecen una enfermedad cardiaca o respiratoria crónica. También "en los casos con deterioro cognitivo, dada la dificultad de expresarse y de reconocer los síntomas de un golpe de calor", apunta el doctor Curto.
El síntoma más representativo de un golpe de calor es el nivel de deshidratación, que además es crucial en la recuperación. Si el desnivel es importante, se puede llegar a generar un fallo multiorgánico que afectará a órganos vitales como riñones, corazón y cerebro.
"Si hay alguna duda sobre la cantidad de líquidos ingeridos, podemos fijarnos en los labios o en la temperatura de la piel. Si los labios y las comisuras están secos y no hay salivación, y si la piel está fría y no hay presencia de sudor, a pesar de las altas temperaturas, podemos interpretar que existe cierto grado de deshidratación", ha subrayado el experto.
"Valorar el estímulo-respuesta durante una conversación también puede darnos alguna pista, confusión y aturdimientos son síntomas directos", ha proseguido el doctor Curto.
Evitar la exposición al sol, mantener la casa ventilada y fresca, comer ligero y no realizar ejercicio físico durante las horas de más calor son algunas claves para evitar un golpe de calor, tanto en los mayores como en cualquier otro individuo.
Si estas medidas no consiguen que el golpe de calor acabe produciéndose, el doctor Curto recomienda seguir estos pasos para enfrentarse a uno de ellos.
- Refrescar el ambiente en la medida de lo posible, ya en un lugar con sombra o utilizar algún aparato de ventilación, como aire acondicionado o un ventilador.
- Reducir la temperatura de la persona afectada: quitarle algo de ropa, abanicarle y utilizar compresas de agua fría en nuca y cuello.
- Buscar una posición semiincorporada, en la que la persona afectada mantenga la cabeza levantada para facilitar la entrada de aire al sistema respiratorio.
- Darle de beber agua fresca a pequeños sorbos para reducir la temperatura corporal y rehidratarse.
- El Ministerio de Sanidad también recomienda llamar a urgencias en caso de detectar un golpe de calor, y recuerda que sin ayuda médica urgente, un golpe de calor puede ser fatal.