MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las dietas bajas en proteínas y altas en carbohidratos pueden ser la clave para la longevidad y, en particular, para un envejecimiento saludable del cerebro, según concluye un nuevo estudio realizado en ratones por científicos de la Universidad de Sidney, en Australia.
Publicada este martes en 'Cell Reports', la investigación del Centro Charles Perkins de la Universidad muestra mejoras en la salud general y la salud cerebral, así como en el aprendizaje y la memoria en ratones que recibieron una dieta ilimitada baja en proteínas y alta en carbohidratos.
"Actualmente, no existen tratamientos farmacéuticos efectivos para la demencia. Podemos frenar estas enfermedades, pero no podemos detenerlas, por lo que es emocionante que comencemos a identificar dietas que están afectando a la forma en la que envejece el cerebro", dice el autor principal del trabajo y candidato a doctorado Devin Wahl.
La investigación muestra que las dietas bajas en proteínas y altas en carbohidratos sin limitaciones tienen beneficios protectores similares para el cerebro a la restricción de calorías, que es un régimen bien conocido por sus beneficios para la longevidad, aunque no es sostenible en los seres humanos.
"Tenemos cerca de 100 años de investigación de calidad que destaca los beneficios de la restricción de calorías como la dieta más poderosa para mejorar la salud cerebral y retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas en roedores", subraya Wahl. Y continúa: "Sin embargo, la mayoría de las personas tiene dificultades para restringir las calorías, especialmente en las sociedades occidentales donde hay alimentos disponibles de forma tan gratuita.
Según agrega Wahl, con el planteamiento propuesto en esta investigación se ha replicado el mismo tipo de cambios genéticos en la parte del cerebro responsable de la memoria que se ven cuando se restringen severamente las calorías.
DIETAS SEGUIDAS POR NUMEROSAS CULTURAS
Las dietas bajas en proteínas y altas en carbohidratos no son una moda nueva. El autor principal, el profesor David Le Couteur, dice que numerosas culturas, como la población de Okinawa, en Japón, y muchas partes del Mediterráneo, han seguido esta combinación durante mucho tiempo.
"La dieta tradicional de Okinawa es de alrededor del 9 por ciento de proteína, que es similar a nuestro estudio, con fuentes que incluyen pescado magro [blanco], soja y plantas, con la ingesta de muy poca carne. Curiosamente, una de sus principales fuentes de carbohidratos es la batata", explica Couteur, profesor de Medicina Geriátrica en la Universidad de Sidney.
Para el estudio actual, los investigadores alimentaron a ratones con carbohidratos complejos derivados del almidón y la proteína caseína que se encuentra en el queso y la leche. A la hora de evaluar los beneficios de la dieta en el cerebro, los científicos se centraron en el hipocampo, la región del cerebro responsable del aprendizaje y la memoria.
"El hipocampo suele ser la primera parte del cerebro en deteriorarse con patologías neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, la dieta baja en proteínas y alta en carbohidratos parece cambiar la salud y la biología del hipocampo en los ratones, en algunas medidas en un grado incluso mayor que aquellos que llevan una dieta baja en calorías", destaca el profesor Couteur.
Los autores evaluaron el aprendizaje y la memoria mediante una serie de pruebas de conciencia espacial y memoria, y observaron mejoras modestas en ratones machos y hembras en edades tanto jóvenes como mayores. Esta investigación es la continuación de un estudio histórico de 2015 del Centro Charles Perkins de la Universidad de Sidney que mostró que las dietas bajas en proteínas y altas en carbohidratos podrían ser tan efectivas como las dietas bajas en calorías para promover una larga vida en roedores mediante una buena salud cardiaca y digestiva.