MADRID, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -
El deterioro cognitivo y los cambios en el sistema nervioso relacionados con la edad están estrechamente vinculados, pero hasta hace poco, se pensaba que eran el resultado de la pérdida de neuronas en áreas como la corteza prefrontal, la parte del cerebro importante para el funcionamiento de la memoria. Ahora, una serie de trabajos, publicados en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', han demostrado que esa idea de "pérdida de neuronas" no es cierta.
Científicos del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, Estados Unidos, se han centrado en la salud sináptica en la corteza prefrontal, mostrando que la sinapsis en el cerebro está estrechamente relacionada con el deterioro cognitivo. Además, estos investigadores han descubierto que el estrógeno restaura la salud sináptica y mejora el trabajo de la memoria.
"Estamos cada vez más convencidos de que el mantenimiento de la salud sináptica a medida que envejecemos, más que el rescate de la cognición más tarde, es de vital importancia en la prevención del declive cognitivo relacionado con la edad y la enfermedad de Alzheimer", resume el autor principal del estudio, decano de Ciencias Básicas y profesor del Departamento de Neurociencia Fishberg y el Instituto del Cerebro Friedman en la Escuela de Medicina Icahn en el Monte Sinaí, John Morrison.
En el estudio, un funcionamiento pobre de la memoria en monos rhesus jóvenes y de más edad se asoció con una mayor incidencia de malformación en la mitocondria en forma de rosquilla en los terminales presinápticos. Estos terminales que contienen mitocondrias en forma de rosquilla formaron contactos sinápticos más pequeños y débiles en comparación con aquellos con mitocondrias sanas o rectas.
El tratamiento con estrógeno logró revertir tanto los daños en el funcionamiento de la memoria como la malformación de las mitocondrias. "Nos pusimos muy contentos al ver que la aparición de estas mitocondrias en forma de rosquilla podría revertirse con el estrógeno, conocido por sus efectos antioxidantes", dijo Yuko Hara, investigadora principal y profesora adjunta en el Departamento de Neurociencias Fishberg en el Escuela Icahn de Medicina del Monte Sinaí.
Los autores analizaron 29 monos rhesus jóvenes y mayores que fueron entrenados para realizar una prueba de memoria conocida como prueba de reacción retardada. A continuación, examinaron las mitocondrias de la corteza prefrontal, específicamente aquellas que suministran energía a las sinapsis, y su papel en el trabajo de la memoria, que requiere una activación exigente de energía de las células nerviosas en la corteza prefrontal a través de la compleja disposición de las sinapsis que interconexiona las células nerviosas.