MADRID 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Basilea (Suiza) aseguran que las personas mayores que ayudan a cuidar a otras personas, bien a sus nietos o a otras personas, se están haciendo a su vez un favor ya que, según han visto, viven más años que aquellos abuelos que no lo hacen, según publica la revista 'Evolution and Human Behavior'.
Los autores de este trabajo llevaron a cabo un análisis de la supervivencia de más de 500 personas que tenían entre 70 y 103 años, cuyos datos se extrajeron de un estudio realizado en Berlín (Alemania) entre 1990 y 2009.
A diferencia de otros estudios previos sobre el tema, los investigadores no incluyeron abuelos que eran cuidadores primarios y directamente se encargaban de sus nietos, centrándose sólo en aquellos que colaboraban en su cuidado de forma ocasional para comparar su supervivencia con aquellos que no cuidaban nunca de sus nietos, o directamente con los que no tenían pero ayudaban a sus hijos en tareas domésticas.
Los resultados de sus análisis muestran que este tipo de cuidado puede tener un efecto positivo sobre su mortalidad. Así, la mitad de los abuelos que cuidaban de sus nietos seguían vivos unos diez años después de la primera entrevista en 1990, supervivencia similar a la de quienes no tenían nietos. En cambio, entre quienes no cuidaban a nadie sólo la mitad seguían vivos después de cinco años.
Los investigadores también fueron capaces de demostrar que este efecto positivo sobre la mortalidad no se limitaba a la ayuda y el cuidado de la familia. El análisis de los datos mostró que los adultos mayores sin hijos que sí daban apoyo emocional a otras personas también obtenían un beneficio, ya que la mitad seguían vivos después de siete años, frente a una media de cuatro entre quienes no ayudaban a nadie.
"Pero ayudar no debe ser mal interpretado como una panacea para una vida más larga", ha alertado Ralph Hertwig, director del Centro para la Racionalidad Adaptativa en el Instituto Max Planck de Alemania, que insiste en que ese cuidado sea moderado ya que hay diversos estudios que han revelado que una carga excesiva de responsabilidad provoca, en realidad, más estrés, con las consecuencias negativas para la salud.