MADRID, 21 Oct. (EDIZIONES) -
Mover los músculos no sólo mantiene el cuerpo en forma, sino que también protege el cerebro. A partir de los 60, la actividad física regular puede frenar el deterioro cognitivo, mejorar la memoria, y hasta revertir cambios estructurales del envejecimiento cerebral. ¿La clave? No quedarse quieto, aunque sólo sea mover los brazos, o caminar unos pasos más cada día.
Según nos explica Coral Sanfeliu, directora del Grupo de Neurodegeneración y Envejecimiento en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIB) del CSIC, si practicas ejercicio aeróbico de forma regular estás generando cambios estructurales y funcionales en el cerebro que mitigan las pérdidas leves de capacidad cognitiva (memoria, toma de decisiones, rapidez, etc) del deterioro que se produce normalmente fruto del envejecimiento.
"El ejercicio es la estrategia no farmacológica más efectiva en este sentido. Pero a esto actualmente habría que añadirle la propuesta de cambios integrales hacia un estilo de vida saludable para aumentar los beneficios: ejercicio físico, dieta mediterránea, sueño reparador, control de factores de riesgo vasculares, y estimulación cognitiva", destaca en una entrevista con Europa Press Salud Infosalus.
EFECTOS DEL EJERCICIO EN EL CEREBRO ADULTO
De hecho, subraya que desde hace años es conocido que el ejercicio físico y el buen estado físico mejoran las funciones cognitivas en adultos de edad avanzada, al mismo tiempo que explica que, a nivel de mecanismos, el ejercicio físico puede revertir o paliar los cambios estructurales y funcionales que tienen lugar en el cerebro con el envejecimiento.
Dice la también coautora de '¿Qué sabemos de? El cerebro en movimiento' (CSIC-Catarata) que, gracias al ejercicio, se incrementa el volumen del hipocampo y de otras áreas cerebrales, al tiempo que se compensa la pérdida de materia blanca y de conexiones neuronales, además de aumentar el volumen de materia gris, compensando la atrofia neuronal, e incluso se pueden revertir los efectos del envejecimiento cerebral a nivel celular y molecular.
ANTE LA FALTA DE MOVILIDAD: ¡MUÉVETE!
Explica esta investigadora del CSIC que la conexión músculo-cerebro implica mutuos beneficios cuando hay actividad muscular por liberación de factores a la sangre, así como otros efectos indirectos mediados por el mayor aporte de oxígeno y de nutrientes.
Apunta que, en pacientes con movilidad restringida, o incluso en personas sanas que no realicen actividad física, como los astronautas, se teme por un deterioro cerebral: "Sabemos que los músculos inactivos dejarán de enviar señales al cerebro, y en éste disminuirán los factores neurotróficos beneficiosos para la actividad cerebral".
Pero es que también alerta Sanfeliu de que otro de los mecanismos perjudicados es el de la neurogénesis adulta, a la vez que con los años disminuye la plasticidad cerebral, de forma que es más difícil adaptarse a la falta de actividad física. Por todo ello, anima a la realización de ejercicio físico adaptado siempre, pero con el objetivo de cubrir la cantidad e intensidad recomendadas para nuestra salud.
HACER EJERCICIO SIEMPRE ES BUENO PARA EL CEREBRO
"Es importante el deporte en personas con falta de movilidad o con movilidad reducida. En estos igual no se puede hacer deporte aeróbico, pero los músculos al moverse, dado que hay esa conexión con el cerebro, liberan unas sustancias que mejoran su cerebro. Además, si haces movimiento, siempre hay un aumento en las necesidades energéticas y se activa el organismo. Hacer ejercicio, aunque sea mover los brazos, siempre va a ser bueno para el cerebro", afirma durante una entrevista con Europa Press Salud Infosalus.
De hecho, reconoce que si con el paso de los años no es posible andar a una persona lo idóneo es la realización de otros movimientos, dado que con la práctica de un determinado movimiento se favorece una serie de grupos musculares; de ahí que "toda actividad es siempre beneficiosa".
CUANTO EJERCICIO SE DEBE REALIZAR A PARTIR DE LOS 60
En este contexto, la directora del Grupo de Neurodegeneración y Envejecimiento en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIB) del CSIC mantiene que a los 60 no se puede tener un cerebro con la agilidad de respuesta y la memoria de un adolescente, si bien defiende que sí se puede disponer de "un cerebro con mayores capacidades" de lo que correspondería a la edad, y que se resista al deterioro, que sea resiliente.
Recuerda en este punto esta experta que los organismos públicos de salud sugieren un mínimo de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, como andar deprisa, de unos 150 minutos a la semana.
En concreto, recoge un trabajo científico que mostró que en las mujeres entre los 60 y los 80 años se analizó el equivalente de esta recomendación en pasos y fue de unos 7.000 diarios, y el mínimo para disminuir significativamente la mortalidad fue de 4.400 pasos diarios, pero seguían aumentando los beneficios hasta los 7.500 pasos.
"Podemos prever que un nivel similar de actividad física contribuirá a mantener la memoria y las funciones ejecutivas en los adultos mayores; al tiempo que es fundamental que la actividad física sea agradable psicológicamente, ya que si se realiza el ejercicio como una actividad deportiva recreativa o una actividad en grupo, los efectos beneficiosos para el cerebro aumentarán", remarca.
Pero es que también se ha comprobado que los individuos que realizan ejercicio físico regular, según prosigue Coral Sanfeliu, además de mantenerse mental y físicamente más jóvenes, tienen una mayor esperanza de vida: "Diversos estudios poblacionales han demostrado que la actividad física disminuye la mortalidad por todas las causas en adultos de 50 a 70 años".