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MADRID, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los atropellos urbanos a mayores apenas se ha reducido en los últimos 10 años, hasta el punto de que los fallecidos con más de 64 años constituyen ya el grupo de edad más numeroso en zona urbana, según un informe de la Fundación Mapfre, que apunta a que se trata de la "la problemática urbana más preocupante.
Los mayores de 65 años representaron en 2012 el 27 por ciento del total de fallecidos en accidentes de tráfico, mientras que en 2001 esa proporción era del 16 por ciento, lo que, de acuerdo a la fundación, justifica la necesidad de que las calles y carreteras cuenten con unas infraestructuras viales más adaptadas a las necesidades de los conductores y peatones mayores de 65 años.
Cada año mueren en las carreteras y calles españolas alrededor de 500 personas mayores de 64 años, un segmento de la población en el que el número de fallecidos por cada cien víctimas de accidente es casi cuatro veces superior al del resto de la población.
Los giros a la izquierda en intersecciones sin carril de espera y el escaso tamaño e iluminación de algunas de las señales de tráfico "no son buenos aliados" para este colectivo. Tampoco lo son los vehículos estacionados cerca de los pasos de peatones y la conducción nocturna.
Los peatones mayores también se encuentran con muchos obstáculos. Casi cuatro de cada 10 apenas se desplaza a pie por la ciudad, una cifra que va en aumento, debido principalmente a la presencia de desniveles en el pavimento de las calles, aceras con una anchura insuficiente, paradas de autobuses sin marquesinas y sin bancos para esperar, y pasos de peatones mal cuidados, sin cebreado tradicional, sin refugios y sin semáforos con cuenta atrás que indiquen el tiempo que queda hasta que se ponga en rojo.
El informe 'Mayores y seguridad vial: Manual de recomendaciones de diseño urbano. La perspectiva de las personas mayores', también refleja que médicos y psicólogos consultados, resaltan, por ejemplo, que las curvas cerradas dificultan la percepción de posibles peligros en conductores con cataratas y que la presencia de vados, mobiliario urbano y desniveles también afecta negativamente a todos los peatones, pero en mayor medida a aquellos con enfermedades como la artrosis, que es frecuente en personas con edades avanzadas.
El manual, dirigido a Ayuntamientos, técnicos en diseño vial urbano y responsables de centros de salud, hospitales y residencias, entre otros, propone, por ejemplo, mejorar la señalización de los pasos de peatones, espacios que el 13 por ciento de los mayores considera inseguros, al estar señalizados en muchas ocasiones con dos marcas viales horizontales discontinuas en lugar de las franjas paralelas horizontales tradicionales en forma de cebreado.
También plantea rebajar los bordillos, incrementar las zonas en las que el límite máximo de velocidad es de 30 kilómetros por hora, las calles peatonales y situar las paradas de los autobuses con marquesinas con bancos y en rectas, que según los mayores encuestados son las más seguras.
Para mejorar la conducción de los mayores, el manual también hace hincapié en la necesidad de incorporar carriles de espera en las intersecciones para los vehículos que giren a la izquierda, así como sistemas para ampliar las aceras en los cruces e instalar refugios y barandillas en las travesías, una medida que valora el 75 por ciento de los mayores.
Asimismo, sugiere fomentar medidas para reducir la velocidad de los vehículos en determinadas zonas, promover la señalización vertical situada a la derecha de la calzada mejor que a la izquierda y aumentar el tamaño de letra de las señales de tráfico para evitar accidentes.