MADRID, 18 Mar. (EUROPA PRESS) -
La actividad física ligera, como realizar trabajos de jardinería, pasear por un parque y doblar la ropa podría ser suficiente para reducir significativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular entre las mujeres mayores de 63 años, según un estudio financiado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus siglas en inglés), que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud estadounidenses.
Este tipo de actividad parece reducir el riesgo de eventos de enfermedades cardiovasculares como accidentes cerebrovasculares o insuficiencia cardiaca hasta en un 22 por ciento, y el riesgo de ataque cardiaco o muerte coronaria, hasta en un 42 por ciento, según los investigadores, cuyo trabajo se publica este viernes en la revista 'JAMA Network Open'.
"Cuando le decimos a la gente que se mueva con el corazón, lo decimos en serio, y la evidencia de apoyo sigue creciendo", afirma el director de la División de Ciencias Cardiovasculares del NHLBI, David Goff. "Este estudio sugiere que, para las mujeres mayores, cualquier movimiento cuenta para una mejor salud cardiovascular", dice, agregando que los hallazgos son consistentes con las pautas de actividad física más recientes del gobierno federal, que alientan el reemplazo del comportamiento sedentario con la actividad física ligera tanto como sea posible.
En el estudio prospectivo de cinco años, los investigadores siguieron a más de 5.800 mujeres de entre 63 y 97 años para descubrir si mayores cantidades de actividad física ligera estaban vinculadas con menor riesgo de enfermedad coronaria o patología cardiovascular. En todos los grupos raciales y étnicos, el vínculo fue claro, según la autora del estudio Andrea LaCroix, presidenta de la División de Epidemiología y directora del Centro de Excelencia de Salud de la Mujer en la Universidad de California, San Diego (Estados Unidos).
A MÁS CANTIDAD DE ACTIVIDAD, MENOS RIESGO
"Cuanto mayor sea la cantidad de actividad, menor será el riesgo --dice--. Y la reducción del riesgo se mostró independientemente del estado de salud general, la capacidad funcional o incluso la edad de las mujeres. En otras palabras, la asociación con la actividad física ligera fue evidente independientemente de estos otros factores".
La enfermedad cardiaca es la principal causa de muerte entre las mujeres estadounidenses, y las mujeres mayores sufren profundamente: casi el 68 por ciento de las que tienen entre 60 y 79 años la padecen, al igual que los estadounidenses mayores en general. De los aproximadamente 85,6 millones de adultos con al menos un tipo de enfermedad cardiovascular, más de la mitad tiene 60 años o más.
El estudio actual involucró a un grupo étnico y étnicamente diverso de 5.861 mujeres que se inscribieron entre 2012 y 2014. Ninguna poseía antecedentes de infarto de miocardio o accidente cerebrovascular. Las mujeres formaron parte del Objetivo de Actividad Física y Salud Cardiovascular (OPACH, por sus siglas en inglés), una sub-cohorte de la Iniciativa de Salud de la Mujer.
Las participantes llevaron acelerómetros en la cadera, un dispositivo como un rastreador de ejercicios, que medía su movimiento las 24 horas del día durante siete días consecutivos. Además, se calibraron los acelerómetros por edad para distinguir entre la actividad física ligera y la actividad de moderada a vigorosa, un detalle de monitoreo considerado una de las principales fortalezas del estudio.
Después, los investigadores siguieron a los participantes durante casi cinco años y rastrearon eventos de enfermedades cardiovasculares como ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares. "Por lo que sabemos, este es el primer estudio que investiga la actividad física ligera medida por el acelerómetro en relación con la enfermedad cardiaca coronaria mortal y no mortal en mujeres mayores", dice LaCroix, quien dirigió el estudio OPACH.
Los estudios anteriores se han basado en gran medida en cuestionarios para recabar información de los participantes, pero la mayoría de las personas, según los investigadores, no piensan en doblar la ropa o caminar hacia el buzón como una actividad física de ningún tipo. "Esos cuestionarios no captan los movimientos de baja intensidad acumulados en las actividades de la vida diaria", señala LaCroix.
Incluso, en sus propios hallazgos de OPACH, señala, no hubo una correlación entre la cantidad de actividad física ligera de la que informaron los participantes y la cantidad que midieron los científicos con los acelerómetros. "Sin informes precisos, corremos el riesgo de descontar la actividad de baja intensidad asociada con importantes beneficios para la salud del corazón", lamenta.
Los investigadores deben realizar grandes ensayos aleatorios para determinar si las intervenciones particulares podrían aumentar la actividad física ligera en las mujeres mayores y qué efecto tendría en las tasas de enfermedad cardiovascular. Pero los autores de OPACH dicen que alientan a este grupo a aumentar su actividad física ligera de inmediato.