MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
La coordinadora de la Unidad de Deterioro Cognitivo y Demencia, del Servicio de Neurología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Carmen Terrón, ha señalado que, pese a que hasta el momento no se ha podido desarrollar ningún tratamiento contra el Alzheimer, la causa más frecuente de demencia, sí se podrían evitar hasta el 30 por ciento de los casos a través de un estilo de vida saludable.
En este sentido, la experta sugiere no llegar al sobrepeso; seguir una dieta mediterránea; evitar los alimentos procesados, así como el exceso de sal y de azúcaz; estar activos física, intelectual y socialmente; o seguimiento y control adecuados de los llamados factores de riesgo vascular: hipertensión arterial, diabetes mellitus y dislipemia.
Junto a esto, y por encima de todas, la doctora reivindica la importancia de mantener una actividad física regular, evitando el sedentarismo. "Es la estrategia principal y más importante a la hora de prevenir la demencia", ha reivindicado la neuróloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
Según la experta, el primero de los efectos positivos de la actividad física en el organismo es la mejora de la circulación sanguínea. "Cuando efectuamos una actividad física generamos unas sustancias que denominamos neurotróficas, que son responsables de crear nuevas sinapsis y nuevas neuronas. El cerebro no es algo estático. No es cierto que tengamos un número determinado de neuronas que vayamos perdiendo conforme nos hacemos mayores. Se pueden crear nuevas neuronas y nuevas conexiones entre ellas (las denominadas sinapsis) y esto ocurre gracias a la actividad física", ha explicado.
La doctora insiste en que existe, igualmente, una explicación antropológica para este beneficio. "La actividad física, especialmente la aeróbica, ha resultado fundamental para el desarrollo del cuerpo y del cerebro a lo largo de la evolución. Nos ha permitido llevar a cabo actividades de búsqueda de alimento, dada nuestra gran capacidad de resistencia, en comparación con otras especiales animales. Estamos preparados para combinar la actividad física con la cognitiva de adaptación al entorno, de interpretación del mismo o de resolución de problemas", ha apuntado Terrón.
Así, ha recordado que investigaciones recientes han demostrado, mediante técnicas de neuroimagen como resonancia magnética que mientras se practica ejercicio se activan numerosas áreas del cerebro. Asimismo, los estudios observacionales han constatado que las personas que realizan actividad física de manera regular tienen menos probabilidad de desarrollar deterioro cognitivo, incluso quienes poseen una predisposición genética conocida para la enfermedad de Alzheimer.