La vacuna de la tosferina va perdiendo su protección a partir del cuarto año

Vacuna, vacunación, niño
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Actualizado: lunes, 26 septiembre 2016 18:47

   MADRID, 26 Sep. (EUROPA PRESS) -

   Un estudio de la Universidad de Toronto (Canadá) ha revelado que la vacuna actual contra la tosferina logra una protección alta durante los tres primeros años de su administración pero posteriormente la inmunidad comienza a perderse de forma significativa los cuatro años siguientes, según los resultados publicados en la revista 'Canadian Medical Association Journal'.

   "A pesar de que la inmunidad que ofrece la vacuna baje, es importante tener en cuenta que el número de casos de tosferina sigue siendo bastante bajo", ha reconocido Natasha Crowcroft, autora de este estudio que insiste en que "la mejor forma de prevenir la tosferina en los niños es vacunándolos a tiempo".

   Antes de que en 1997 se pusiera en marcha el programa de vacunación contra la tosferina en Canadá se estimaban unos 156 casos por cada 100.000 habitantes pero, en cambio, con la vacuna se ha reducido notablemente y oscila entre los 2 casos por 100.000 de 2011 y los 13,9 por 100.000 registrados un año más tarde. Y la mayoría de casos se daban en grupos de población insuficientemente vacunados.

   En este trabajo analizaron datos de laboratorio y de vacunación de un total de 5.867 personas nacidos entre los años 1992 y 2013, entre los que un total de 486 dieron positivo por infección de la bacteria 'Pertussis', causante de la enfermedad.

   Así, los investigadores encontraron que la inmunidad era alta durante los tres primeros años después de la vacunación pero luego va disminuyendo progresivamente y, siete años después, la protección es más baja. De hecho, las probabilidades de infección iban aumentando un 27 por ciento cada año, si bien el riesgo general seguía siendo bajo.

   Además, las personas que recibieron la versión acelular más reciente de la vacuna en sus tres primeras dosis eran dos veces más propensos a contraer la tos ferina en comparación con quienes recibieron la versión más clásica, de células enteras, que se sigue utilizando en la mayor parte del mundo, sobre todo en países con menos ingresos.

"Hemos visto que la vacuna de células enteras es mejor que la vacuna acelular utilizada actualmente, y después de dos décadas, un cambio en la práctica clínica que ha podido tener fuertes implicaciones en la comprensión de la efectividad de la vacuna", reconocen los autores.

   En virtud de estos datos, los autores sugieren que se debería cambiar la pauta de vacunación actual --en España se aplican varias dosis a los dos, cuatro, seis y dieciocho meses de vida, con una posterior dosis de recuerdo a los 6 años-- en busca de nuevas estrategias que permitan una protección más duradera y eficaz, así como valorar la reintroducción de la vacuna de células enteras en los bebés y dejar la acelular para niños y adultos.

"Y hasta que no haya vacunas más nuevas con una protección mayor, se podría también plantear una dosis de refuerzo a los 10 años para reducir su incidencia antes de la adolescencia", ha añadido Nicole Le Saux, pediatra del Children's Hospital of Eastern Ontario (Canadá) que no ha participado en el estudio.