MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
Tres de cada cuatro madrileños están de acuerdo en que el farmacéutico tenga acceso al historial médico del paciente (75,3%), lo que facilitaría que la biografía de salud contuviera toda la información de una forma integrada, teniendo en cuenta todos los aspectos relacionados con el uso del medicamento y sus claves (interacciones medicamentosas, reacciones alérgicas, efectos secundarios, adherencia al tratamiento, persistencia terapéutica, etcétera).
Así lo pone de manifiesto un estudio del Instituto ProPatiens y el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM), con la colaboración de entidades como el grupo Cofares y la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), acerca de las funciones y servicios del farmacéutico de oficina de farmacia (Estudio Avicena).
Se trata de un análisis cuantitativo y cualitativo de la visión del usuario de oficina de farmacia en la Comunidad de Madrid (CAM), de un número representativo de asociaciones de pacientes y del propio farmacéutico a través de 4 'focus group' que representan tanto a la farmacia de ámbito urbano como rural.
A través del estudio, el Instituto Propatiens compara la opinión de los pacientes con la de uno de sus grupos de interés directo dentro del sector sanitario, en este caso los farmacéuticos de oficina de farmacia, con el objetivo de conseguir mejorar la calidad asistencial y las relaciones con los pacientes y sus asociaciones.
Entre los resultados más relevantes figura la constatación de que, para la gran mayoría de encuestados, el farmacéutico es el especialista del medicamento. El 90,4 por ciento de los encuestados manifiesta conocer las funciones del farmacéutico relacionadas con el medicamento y su uso, mientras que el 70,3 por ciento afirma lo propio respecto a las relativas a la prevención y educación sanitaria. La mayoría de los participantes en el estudio (76,4%) consideran que su rol es necesario o muy necesario.
Un aspecto interesante es que la mayoría de los encuestados desconoce si existe comunicación y coordinación con otros profesionales sanitarios, ya sea el equipo de Atención Primaria (85,5%), los profesionales de atención especializada (83,3%) o el propio farmacéutico de hospital (84%).
En cuanto a las acciones que se podrían realizar también desde la farmacia, más de la mitad de los encuestados están de acuerdo en que los test de antígenos para la detección del SARS CoV-2 (COVID-19), la vacunación, el consejo nutricional, la toma de la tensión arterial, el control bioquímico de algunos parámetros y constantes de laboratorio o el control de INR, entre otras, podrían ser tareas en las que la farmacia podría colaborar.
Por su parte, la implicación en las tareas de uso racional del medicamento es muy bien valorada por el 94 por ciento de los encuestados, al igual que su implicación directa en la adherencia al tratamiento (83%) o la dispensación de medicamentos que el paciente ha de recoger en la farmacia del hospital en coordinación con la oficina de farmacia y conservando la cadena de custodia del medicamento por un farmacéutico mediante un sistema de distribución garante (86,1%).
En cuanto a las capacidades relacionales del farmacéutico con las personas que acuden a su farmacia, todas alcanzan valoraciones y procentajes de aprobación muy elevadas: comunicación (95%), apoyo emocional (85%), empatía (90%) y calidad de la información aportada (95%).
Lo mismo ocurre con los aspectos de mejora que, como las valoraciones positivas, son muy altas en todos los ítems. La capacidad de mejora en términos de empatía, diligencia, información recibida, conocimiento de la enfermedad, apoyo emocional, comunicación, calidad de la atención y resultados es baja, lo que habla muy positivamente de la tarea y desarrollo profesional que el farmacéutico realiza con las personas que acuden a su oficina de farmacia o que reciben atención farmacéutica en su propio domicilio (3 de cada 4 valoran muy positivamente este servicio y lo consideran necesario o muy necesario).
Un aspecto de desarrollo, al igual que en otras profesiones sanitarias, es el de avanzar en la transformación digital mediante la implantación de las nuevas herramientas y canales digitales. En este sentido, 1 de cada 3 personas participantes en el estudio manifiestan haber recibido información a través de estos medios digitales, siendo el teléfono (53,5%), el WhatsApp (38,6%) y el correo electrónico (32,5%) los más utilizados para este menester. Algo similar ocurre con la atención farmacéutica que, junto a la videollamada, son las herramientas más utilizadas.
En cuanto a la valoración de las funciones del farmacéutico respecto de la dispensación de medicamentos que precisan receta y la indicación de aquellos fármacos que son de libre dispensación, alcanza también porcentajes muy elevados: conocimiento del medicamento dispensado o indicado (93,7% y 94,6%, respectivamente), ofrecimiento de información del medicamento dispensado o indicado (80% y 88%), preguntas acerca de alergias y enfermedades concomitantes (65,5% y 79%), información para mejorar la salud y adquirir hábitos saludables (70% y 76,7%), información acerca de posibles riesgos del medicamento (69,3% y 74,7%) y seguimiento tras el servicio prestado por el farmacéutico (40,3% y 43,3%).
Durante la presentación del estudio, el presidente del COFM, Luis González Díez, ha resaltado que "coinciden muchas de las demandas de los ciudadanos con las que estamos planteando los farmacéuticos". "Los ciudadanos ven la farmacia como un espacio de salud que tiene siempre las puertas abiertas y que puede prestar muchos servicios farmacéuticos, en colaboración con el resto de profesionales sanitarios", ha destacado.