MADRID 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los medicamentos para la diabetes conocidos como agonistas del GLP-1, que se han hecho famosos últimamente por su capacidad para ayudar a perder peso, se asocian a un mayor riesgo de trastornos médicos graves, como parálisis estomacal, pancreatitis y obstrucción intestinal, según una nueva investigación de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), publicada en la revista 'JAMA'.
Aunque estudios anteriores han puesto de manifiesto algunos de estos riesgos en pacientes diabéticos, éste es el primer estudio de gran tamaño y a nivel de población que examina los efectos gastrointestinales adversos en pacientes no diabéticos que toman estos fármacos específicamente para perder peso.
"Dado el amplio uso de estos fármacos, estos acontecimientos adversos, aunque poco frecuentes, deben ser tenidos en cuenta por los pacientes que están pensando en utilizarlos para perder peso", dijo el primer autor Mohit Sodhi, graduado del programa de medicina experimental de la UBC y estudiante de medicina de cuarto año de la UBC que estudia los acontecimientos adversos de los medicamentos prescritos habitualmente.
"El cálculo del riesgo varía en función de si el paciente utiliza estos fármacos para la diabetes, la obesidad o la pérdida de peso en general. Las personas por lo demás sanas pueden estar menos dispuestas a aceptar estos efectos adversos potencialmente graves", apunta.
Los agonistas de GLP-1, comercializados bajo las marcas que incluyen marcas como 'Wegovy', 'Ozempic', 'Rybelsus' y 'Saxenda', se desarrollaron originalmente para controlar la diabetes tipo 2, pero explotaron en popularidad en la última década como una herramienta de pérdida de peso fuera de indicación.
Hasta 2021 no se aprobaron algunas formas de estos medicamentos como tratamiento de la obesidad. Sin embargo, los ensayos clínicos aleatorizados que examinaron la eficacia de los medicamentos para la pérdida de peso no fueron diseñados para capturar eventos gastrointestinales raros debido a sus pequeños tamaños de muestra y períodos de seguimiento cortos.
Según el doctor Mahyar Etminan, autor principal del estudio, epidemiólogo y profesor asociado del Departamento de Oftalmología y Ciencias de la Visión de la Facultad de Medicina de la UBC, "ha habido informes anecdóticos de algunos pacientes que utilizaban estos fármacos para perder peso y luego presentaban episodios repetidos de náuseas y vómitos secundarios a una afección denominada gastroparesia, pero hasta ahora no había datos de grandes estudios epidemiológicos", indica.
Para ayudar a llenar este vacío de conocimiento, los investigadores de la UBC examinaron los registros de reclamos de seguros de salud de aproximadamente 16 millones de pacientes estadounidenses y analizaron a las personas a las que se les recetó semaglutida o liraglutida, dos agonistas principales de GLP-1, entre 2006 y 2020.
Incluyeron a pacientes con antecedentes recientes de obesidad y excluyeron a los que padecían diabetes o a los que se les había recetado otro fármaco antidiabético.
Analizaron los registros para ver cuántos pacientes desarrollaban una de las cuatro afecciones gastrointestinales, y compararon esa tasa con la de los pacientes que tomaban otro fármaco para adelgazar, bupropión-naltrexona.
En comparación con el bupropión-naltrexona, los agonistas del GLP-1 se asociaron con 9,09 veces más riesgo de pancreatitis, o inflamación del páncreas, que puede causar dolor abdominal intenso y, en algunos casos, requerir hospitalización y cirugía; un riesgo 4,22 veces mayor de obstrucción intestinal, que provoca síntomas como calambres, hinchazón, náuseas y vómitos y, dependiendo de la gravedad, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.
Además, recoge un riesgo 3,67 veces mayor de gastroparesia, o parálisis estomacal, que limita el paso de los alimentos del estómago al intestino delgado y provoca síntomas como vómitos, náuseas y dolor abdominal.
El estudio también halló una mayor incidencia de enfermedad biliar, un grupo de afecciones que afectan a la vesícula biliar, pero la diferencia no resultó estadísticamente significativa.
Los investigadores afirman que, aunque se trata de casos poco frecuentes, con millones de personas en todo el mundo que utilizan estos fármacos, podrían darse cientos de miles de casos.
"Estos fármacos son cada vez más accesibles, y es preocupante que, en algunos casos, la gente pueda simplemente ir a Internet y pedir este tipo de medicamentos sin tener una comprensión completa de lo que podría suceder. Esto va directamente en contra del mantra del consentimiento informado", afirma Sodhi.
Mientras tanto, los investigadores esperan que los organismos reguladores y los fabricantes de medicamentos consideren la posibilidad de actualizar las etiquetas de advertencia de sus productos, que actualmente no incluyen el riesgo de gastroparesia.
"Se trata de información esencial para que los pacientes puedan buscar atención médica a tiempo y evitar consecuencias graves", subraya Sodhi.