Sobrevivir a un infarto: la vitamina D podría marcar la diferencia en el segundo

Archivo - Suplemento.
Archivo - Suplemento. - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / ZBYNEK POSPISIL
Infosalus
Publicado: martes, 11 noviembre 2025 8:10

   MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -

    Los infartos de miocardio siguen siendo una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo. Tras sobrevivir a un primer episodio, el riesgo de sufrir un segundo infarto se mantiene elevado, especialmente durante los meses posteriores, por lo que la prevención secundaria se convierte en una prioridad médica.

En este contexto, el control de los factores de riesgo cardiovasculares —como la hipertensión, la diabetes, la inflamación o los niveles elevados de colesterol— es fundamental para proteger la salud del corazón y reducir la posibilidad de nuevos eventos.

   En los últimos años, la suplementación nutricional también ha entrado en el debate sobre la prevención cardíaca. La vitamina D, en particular, ha sido objeto de numerosas investigaciones debido a su papel en la función inmunitaria, la salud ósea y su posible influencia en el sistema cardiovascular.

Aunque la población mundial presenta con frecuencia niveles bajos de vitamina D, la evidencia sobre la utilidad de los suplementos para prevenir nuevos eventos cardíacos ha sido diversa, y persisten preguntas sobre la dosis, el momento y la forma adecuada de administrarla en pacientes que ya han sufrido un infarto.

LA VITAMINA D EN LA SALUD CARDÍACA

    Un nuevo estudio realizado por investigadores cardíacos de Intermountain Health en Salt Lake City (Estados Unidos) revela que un enfoque personalizado de suplementación con vitamina D3 en pacientes que han sufrido un ataque cardíaco reduce significativamente su riesgo de sufrir un segundo ataque cardíaco.

Los resultados del estudio se presentan en las Sesiones Científicas de la Asociación Americana del Corazón de 2025 en Nueva Orleans (Estados Unidos).

   En un ensayo clínico aleatorizado a gran escala, los investigadores de Intermountain Health descubrieron que tratar a los pacientes con ataques cardíacos de forma "dirigida a objetivos", en la que se monitoreaban los niveles sanguíneos de vitamina D de los pacientes y se ajustaba la dosis de vitamina D3 para lograr niveles óptimos, reducía a la mitad su riesgo de sufrir un segundo ataque cardíaco.

   Los resultados son prometedores, subraya Heidi May, epidemióloga cardiovascular de Intermountain Health e investigadora principal del estudio. "No observamos efectos adversos al administrar a los pacientes dosis más altas de suplementos de vitamina D3, y se logró una reducción significativa del riesgo de sufrir otro infarto, lo cual son resultados alentadores", indica May. "Estamos entusiasmados con estos resultados, pero sabemos que debemos seguir investigando para validar estos hallazgos".

   Estos hallazgos son importantes ya que entre la mitad y dos tercios de la población mundial tienen niveles bajos de vitamina D. No obstante, en el pasado, la mayoría de las personas obtenían suficiente vitamina D del sol. Sin embargo, debido a los cambios en el estilo de vida y las recomendaciones para reducir el riesgo de cáncer de piel, la exposición solar ha disminuido, y ahora es necesario obtener suficiente vitamina D de fuentes alternativas, como los suplementos de vitamina D3.

   Numerosos estudios observacionales han demostrado que los niveles bajos de vitamina D se asocian con peores resultados cardiovasculares. Sin embargo, en ensayos clínicos previos se administraron dosis estándar de suplementos a los pacientes sin observarse una reducción del riesgo cardiovascular. Los investigadores cardíacos de Intermountain se preguntaron si sería más importante aumentar el nivel de vitamina D del paciente hasta cierto punto, en lugar de simplemente administrar suplementos.

   "Los estudios anteriores solo administraban suplementos a los pacientes sin controlar regularmente sus niveles sanguíneos de vitamina D para determinar los resultados de dichos suplementos", destaca May. "Con un tratamiento más específico, al comprobar con exactitud cómo funcionaban los suplementos y realizar ajustes, descubrimos que el riesgo de sufrir otro infarto se redujo a la mitad".

   El estudio de Intermountain, denominado ensayo TARGET-D, reclutó pacientes desde abril de 2017 hasta mayo de 2023 e incluyó a 630 pacientes de Intermountain Health que sufrieron un infarto de miocardio en el mes posterior a su inscripción. Se realizó un seguimiento de los participantes hasta marzo de 2025 para detectar la aparición de eventos cardiovasculares.

Los investigadores asignaron aleatoriamente a los pacientes del estudio a dos grupos: aquellos que no recibieron ningún tratamiento con vitamina D3 durante el estudio y aquellos que recibieron un tratamiento específico con vitamina D3.

   En el grupo de tratamiento con vitamina D, el objetivo era elevar sus niveles sanguíneos de vitamina D a más de 40 nanogramos por ml (ng/ml). De los pacientes con infarto de miocardio incluidos en el estudio, el 85% presentaba niveles insuficientes de vitamina D3 (< 40 ng/ml). De los que recibieron tratamiento específico, más del 50% requirió una dosis inicial de vitamina D3 de 5.000 unidades internacionales (UI), mientras que las recomendaciones de suplementación actuales suelen estar entre 600 y 800 UI.

   En el estudio, a los pacientes que recibieron tratamiento específico se les controló anualmente el nivel de vitamina D en sangre para determinar si superaba los 40 ng/mL. A los pacientes con niveles inferiores de vitamina D se les realizaron pruebas trimestrales con ajuste de dosis, y posteriormente, anualmente, una vez alcanzados los 40 ng/mL.

    Posteriormente, los investigadores de Intermountain realizaron un seguimiento a los pacientes para determinar quiénes sufrieron eventos cardíacos mayores (MACE, por sus siglas en inglés) posteriores, incluidos ataques cardíacos, hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares o muerte. De los 630 pacientes inscritos en el ensayo clínico, 107 experimentaron un evento cardíaco mayor.

   Los investigadores no hallaron diferencias significativas en el riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE) entre los grupos. Sin embargo, sí observaron que el riesgo de sufrir un infarto posterior se redujo a la mitad en los pacientes que recibieron un tratamiento específico con vitamina D.

    El siguiente paso para los investigadores es realizar un ensayo clínico más amplio para reafirmar estos hallazgos. De esta forma, un grupo de estudio más amplio permitirá a los investigadores evaluar adecuadamente si el control específico de la vitamina D reduce el riesgo de desarrollar otras enfermedades cardiovasculares o reduce el riesgo de padecerlas.

Contador

Contenido patrocinado