MADRID 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores ha demostrado que los fármacos psicodélicos favorecen la creatividad y analizan su potencial como posible terapia contra la ansiedad y la depresión, según un estudio presentado en el simposio sobre psicodélicos y cognición en la reunión anual de la Sociedad de Neurociencia Cognitiva (CNS) norteamericana.
"A pesar de que los psicodélicos tienen algunos de los efectos subjetivos más interesantes de cualquier droga psicoactiva, en general se ha demostrado que alteran la cognición como la mayoría de las drogas psicoactivas", explica Manoj Doss, de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos), que preside el simposio.
"Una de las razones es que los neurocientíficos cognitivos han estado menos involucrados en este trabajo, por lo que cuando se mide el impacto de los psicodélicos en la cognición, las tareas tienden a ser relativamente simples y anticuadas", añade.
Sin embargo, el panorama de estos estudios está cambiando rápidamente, con una gran cantidad de nuevas investigaciones, que analizan desde cómo los psicodélicos pueden ayudar a comprender la maleabilidad de la memoria hasta exactamente cómo la psilocibina puede aumentar el proceso creativo espontáneo.
"Existen enormes lagunas en nuestros conocimientos sobre los psicodélicos y la cognición --reconoce Natasha Mason, de la Universidad de Maastricht (Países Bajos), que presenta el trabajo en el simposio sobre el SNC--. Hay un enorme interés por estas sustancias desde el punto de vista terapéutico, pero hasta ahora no ha habido ningún relato neurocognitivo que vincule los cambios agudos y persistentes inducidos por los psicodélicos en la cognición con la respuesta terapéutica a largo plazo".
El interés de Natasha Mason por la investigación de los psicodélicos comenzó del mismo modo que muchos en neurociencia, con un profundo deseo de tratar mejor las enfermedades cerebrales. Mientras estudiaba farmacia, recuerda que buscó en la literatura tratamientos alternativos para los trastornos mentales y encontró un artículo sobre la promesa de los psicodélicos en el tratamiento de la depresión y la ansiedad.
"La bibliografía parecía apasionante: la ingestión única de un psicodélico reducía los síntomas a largo plazo. Esto era inaudito en mis clases de farmacia --asegura--. Por desgracia, la ciencia era joven, las sustancias ilegales y sólo un puñado de universidades podían llevar a cabo esta investigación". Mason decidió entonces trasladarse a la Universidad de Maastricht para seguir esta línea de investigación.
En el nuevo trabajo el equipo de Mason investigó si una dosis moderada de psilocibina afecta a la cognición creativa, analizando tanto los efectos agudos como los persistentes. "Me parece un estudio muy interesante, ya que a pesar de esta asociación histórica entre el uso de psicodélicos y la creatividad, es el primer ensayo moderno que evalúa esto de una manera científicamente rigurosa", comenta.
De hecho, muchos individuos han informado anecdóticamente de una mayor capacidad creativa tras el consumo de drogas psicodélicas, y se han utilizado ensayos clínicos asistidos por psicodélicos para tratar una serie de trastornos caracterizados por patrones de pensamiento extremadamente inflexibles. La premisa es que la experiencia psicodélica puede proporcionar alivio terapéutico sacando a los pacientes de sus patrones de pensamiento rígidos y desadaptativos.
En su estudio doble ciego controlado con placebo, el equipo de Mason descubrió que la psilocibina aumentaba los índices de ideas creativas espontáneas, a la vez que disminuía la creatividad deliberada y específica de la tarea. También descubrieron que las ideas novedosas aumentaban 7 días después de la exposición a la psilocibina. Las imágenes cerebrales corroboraron los cambios conductuales en la creatividad.
Mason espera que su trabajo permita comprender mejor si los psicodélicos inducen una "ventana de oportunidad" para mejorar la terapia. "Si se produce un cambio persistente y subagudo en la cognición creativa, tal vez podamos utilizar este periodo para ayudar a las personas a integrar sus percepciones agudas con un terapeuta, e idear estrategias nuevas y más eficaces que faciliten la interpretación adaptativa y la capacidad de afrontamiento", afirma.
El interés de Manoj Doss por los psicodélicos surge de su interés por la memoria humana y, en particular, por la reconsolidación, es decir, la reactivación de recuerdos para hacerlos más fluidos con el fin de ayudar a pacientes que sufren trastornos como la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
"Desgraciadamente, los paradigmas de reconsolidación en humanos no han conducido exactamente a avances clínicos, pero una de las razones puede ser que los recuerdos complejos mantenidos durante varios años no se vuelven lábiles con facilidad", afirma Doss. Ahí es donde podrían entrar en juego los psicodélicos, al inducir potencialmente la plasticidad en el córtex.
Pero antes de que los científicos puedan probar el papel de los psicodélicos en la reconsolidación, primero necesitan comprender mejor cómo afectan las drogas a los distintos aspectos de la memoria. En un análisis preliminar él y sus colegas analizaron 10 conjuntos de datos de estudios que investigaban cómo influyen los psicodélicos en la memoria episódica.
Descubrieron que, aunque psicodélicos como la psilocibina y la MDMA afectan a la codificación de recuerdos que dependen de detalles específicos, pueden mejorar la codificación de recuerdos que dependen de la familiaridad. Esto difiere de alucinógenos como la ketamina, que parecen afectar a ambos tipos de codificación de la memoria.
"Curiosamente, estudios no farmacológicos han descubierto que cuando falla el recuerdo y la familiaridad es alta, surgen fenómenos peculiares que recuerdan a los de los psicodélicos, como el déj vu y la premonición", explica Doss.
Añade que, "aunque los psicodélicos pueden ayudar a algunas personas a llegar a percepciones tangibles, gran parte de la experiencia psicodélica podría estar convirtiéndose en la ganancia de tales sentimientos de familiaridad o percepción, y al igual que los estudios no farmacológicos que pueden inducir tales sentimientos a través de manipulaciones cognitivas, estos sentimientos pueden ser potencialmente atribuidos erróneamente a estímulos o ideas no relacionadas, dando lugar a falsos recuerdos y percepciones ilusorias".
El nuevo trabajo sugiere que los psicodélicos pueden permitir al cerebro eludir o minimizar la necesidad del hipocampo. Se cree que el hipocampo ayuda a mediar en el modo en que el córtex aprende, con recuerdos más "permanentes" que surgen de representaciones regulares a través de recuerdos episódicos.
"Tener un sentido negativo de uno mismo o un momento traumático definitorio puede llegar a codificarse en el córtex, especialmente después de años de sufrimiento --apunta Doss--, y las representaciones inadaptadas pueden ser particularmente difíciles de interrumpir cuando la nueva información que llega está sesgada por un sentido negativo de uno mismo y experiencias negativas recientes".
Así pues, los psicodélicos podrían brindar la oportunidad de "sobrescribir rápidamente los recuerdos desadaptativos y quizás incluso proporcionar un conjunto fresco de influencias contextuales que ayuden a la nueva codificación incluso una vez que uno está sobrio".
Doss advierte de que aún queda mucho por desarrollar, no sólo en lo que respecta a la comprensión del impacto de estas drogas en la memoria y la cognición, sino también en la intersección entre psicoterapia y drogas.