MADRID, 9 Sep. (EUROPA PRESS) -
El cuerpo humano funciona con un reloj interno que regula el sueño, la energía y múltiples procesos biológicos. Alterar ese equilibrio puede tener consecuencias en la salud física y mental. Para los pacientes con cáncer, mantener el ritmo circadiano resulta aún más importante, ya que influye en la recuperación y en la tolerancia a los tratamientos.
Sin embargo, nuevas evidencias sugieren que la quimioterapia podría estar interfiriendo directamente en este delicado sistema.
CÓMO LA QUIMIOTERAPIA AFECTA AL RELOJ INTERNO DEL CUERPO
Durante y después de la quimioterapia, casi la mitad de los pacientes con cáncer sufren alteraciones del ritmo circadiano, lo que agrava los efectos secundarios del tratamiento, según ha estudiado un trabajo de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos). Sus resultados se recogen en un artículo de 'eNeuro'.
Dado que el principal marcapasos del cuerpo se encuentra en el cerebro, este hallazgo sugiere que quizás los tratamientos quimioterapéuticos se dirijan al cerebro para alterar los ritmos circadianos. Sin embargo, las investigaciones demuestran que los tratamientos contra el cáncer no penetran bien en el cerebro.
Así, para esclarecer esta discrepancia, investigadores dirigidos por Leah Pyter en la Universidad Estatal de Ohio exploraron si el paclitaxel, un tratamiento frecuente contra el cáncer de mama, altera el reloj biológico cerebral y altera los ritmos circadianos.
Para ello, los investigadores utilizaron un régimen de tratamiento con paclitaxel en ratones y midieron los cambios moleculares y conductuales relacionados con el funcionamiento del reloj biológico. Examinaron solo ratones hembra porque el cáncer de mama afecta principalmente a las mujeres. La expresión de genes relacionados con el ritmo circadiano en el reloj biológico primario no fluctuó a lo largo del día en los ratones tratados, lo cual fue irregular.
Dado que la luz es la señal más importante para la función marcapasos de esta región cerebral, los investigadores evaluaron cómo diferentes desafíos de luz influían en las adaptaciones conductuales mediadas por el reloj biológico.
Los ratones sometidos a quimioterapia no se adaptaron tan bien a estos desafíos. Por lo tanto, el paclitaxel puede alterar las salidas del ritmo molecular y conductual de esta región cerebral marcapasos. La primera autora, Zoe Tapp, comenta: "La idea de que la parte principal del reloj circadiano en el cerebro no sea el objetivo directo del paclitaxel, pero que aún se vea afectada por el tratamiento fue nueva e interesante de ver".
Al hablar sobre las posibles implicaciones clínicas de este trabajo, Pyter concluye: "Vincular de forma más sólida la alteración del ritmo circadiano de la que se quejan los pacientes con los efectos secundarios de la quimioterapia que afectan su calidad de vida podría ser un siguiente paso importante".
"Es posible que proporcionar a los pacientes con cáncer información clara sobre el día y la noche, así como el mantenimiento adecuado del ritmo circadiano, pueda reducir los efectos secundarios durante el tratamiento. Sin embargo, para que esto suceda, sería necesario demostrar que las vías cerebrales del ritmo circadiano se ven afectadas por la quimioterapia".