MADRID, 24 Ene. (EUROPA PRESS) -
'Ozempic' --utilizado para tratar la diabetes-- y otros agonistas del GLP1 se asocian a un menor riesgo de desarrollar cirrosis y cáncer de hígado en personas con diabetes de tipo 2 y enfermedad hepática crónica, según un estudio nacional del Karolinska Institutet de Suecia publicado en la revista 'Gut'.
Los agonistas del GLP1 como 'Ozempic' reducen los niveles de azúcar en sangre y se utilizan principalmente para tratar la diabetes de tipo 2. Sin embargo, como el fármaco también reduce el apetito, ahora se utiliza cada vez más para tratar la obesidad y se ha convertido en un popular medicamento para perder peso.
Los resultados de los primeros ensayos clínicos también sugieren que los agonistas del GLP1 pueden reducir el riesgo de lesiones hepáticas. Por ello, investigadores del Karolinska Institutet incluyeron a todas las personas de Suecia con hepatopatía crónica y diabetes de tipo 2 en un estudio basado en registros.
A continuación, compararon el riesgo de daño hepático grave en quienes recibieron tratamiento con agonistas del GLP1 y quienes no. Los resultados muestran que los que tomaron el fármaco durante un largo periodo de tiempo tenían menos riesgo de desarrollar posteriormente formas más graves de enfermedad hepática, como cirrosis y cáncer de hígado.
Según los investigadores, esto sugiere que los agonistas del GLP1 podrían ser un tratamiento eficaz para evitar enfermedades hepáticas graves en personas con diabetes de tipo 2 concurrente.
"Se calcula que la enfermedad del hígado graso afecta hasta a una de cada cinco personas en Suecia, muchas de las cuales tienen diabetes de tipo 2, y aproximadamente una de cada veinte desarrolla una enfermedad hepática grave", afirma el primer autor Axel Wester, profesor adjunto del Departamento de Medicina de Huddinge del Karolinska Institutet. "Nuestros hallazgos son interesantes porque actualmente no hay fármacos aprobados para reducir este riesgo", ha aseverado.
Muchas de las personas del estudio dejaron de tomar agonistas del GLP1, lo que provocó una falta de efecto protector. Sin embargo, los que siguieron tomando la medicación durante un periodo de diez años tenían la mitad de probabilidades de desarrollar una enfermedad hepática grave.
NECESIDAD DE CONFIRMACIÓN
"Los resultados deben confirmarse en ensayos clínicos, pero estos estudios tardarán muchos años en completarse", afirma Wester. "Por lo tanto, utilizamos los datos de registro existentes para intentar decir algo sobre el efecto de los fármacos antes de eso", ha señalado.
Una limitación del método es que no es posible controlar factores para los que no hay datos, como análisis de sangre para describir con más detalle la gravedad de la enfermedad hepática. Sin embargo, los investigadores han creado recientemente una nueva base de datos llamada 'HERALD' en la que tienen acceso a muestras de sangre de pacientes de la región de Estocolmo.
"Como siguiente paso, investigaremos el efecto de los agonistas del GLP1 en esta base de datos", afirma el último autor del estudio, Hannes Hagstrm, consultor en hepatología del Hospital Universitario Karolinska y profesor adjunto del Departamento de Medicina, Huddinge, Karolinska Institutet. "Si obtenemos resultados similares, se reforzaría aún más la hipótesis de que los agonistas del GLP1 pueden utilizarse para reducir el riesgo de enfermedad hepática grave", ha señalado.