MADRID 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denunciado que todavía hay países europeos en los que todavía se pueden comprar antibióticos sin necesidad de receta, entre ellos Reino Unido, Alemania o Noruega, y defiende que los farmacéuticos juegan un papel "crucial" para fomentar el uso racional y evitar la lucha contra la resistencia bacteriana de estos medicamentos.
Con motivo del Día Europeo de los Antibióticos que se celebra el próximo martes 18 de noviembre, este organismo de Naciones Unidas ha presentado un estudio que muestra que actualmente hay un total de 19 países europeos donde pueden adquirirse libremente.
Además de los países citados estarían otros como Rusia, las repúblicas Checa y Eslovaquia, Ucrania, Rumanía o Bielorrusia. Y hay incluso casos en los que se pueden adquirir legalmente a través de Internet.
Por ello, la OMS insiste en que los farmacéuticos son "aliados importantes" en la lucha contra la resistencia a antibióticos, favorecida por el hecho de que hasta un 40 por ciento de las prescripciones de estos fármacos son inadecuadas.
"Tenemos que pasar de la concepción de la farmacia como una 'tienda' y construir una cultura de servicios farmacéuticos. Esto ya está ocurriendo en algunos países, pero tenemos que conseguir que sea así en todas partes", ha defendido Zsuzsanna Jakab, directora regional de la OMS para Europa.
Los antibióticos que más se prescriben incorrectamente son los indicados para el dolor de garganta y el resfriado común, ya que generalmente suelen ser causados por infecciones víricas ante las que estos fármacos no tienen ningún efecto.
Ante esta situación, ha explicado Jakab, los farmacéuticos pueden ofrecer asesoramiento adecuado al dispensar antibióticos para el paciente y su familia, recomendar que se cumple con lo prescrito por el médico, colaborar con estos profesionales para que se receten dosis suficientes, o plantear tratamientos alternativos para enfermedades menores.
En este sentido, la OMS cree que países como España, Bélgica, Francia o Países Bajos son buenos ejemplos del papel que debe jugar el farmacéutico en esa tarea.