MADRID, 14 Ago. (EUROPA PRESS) -
La levadura podría servir para producir medicinas analgésicas basadas en opiáceos, según un estudio realizado por la Universidad de Stanford (Estados Unidos) en el que se ha conseguido que una levadura produzca dos compuestos opiáceos a partir del azúcar, lo que supone una alternativa para la producción de medicinas que hasta ahora solo se podían obtener de plantas.
Durante el estudio, publicado en la revista 'Science', se introdujeron hasta 23 fragmentos de ADN modificado de plantas, bacterias y ratas en levadura, con el objetivo de que codificaran las instrucciones para formar las enzimas que permiten a las células producir compuestos opiáceos.
Los analgésicos opiáceos se extraen actualmente de la amapola o adormidera del opio, 'Papaver somniferum', a través de un proceso largo y costoso. La bioingeniera de la Universidad de Stanford y firmante del estudio, Christina Smolke, ha afirmado en una entrevista a la Agencia SINC que "existe una gran necesidad de analgésicos opiáceos, a la que se puede atender a través del desarrollo de la ingeniería genética de la levadura".
En un principio se experimentó con dos cepas distintas de la levadura de panadería, 'Saccharomyces cerevisiae', a las que se introdujeron los fragmentos de ADN. Estos genes alteraron la secuencia metabólica natural de la planta para obtener los compuestos opiáceos en un proceso que, según Smolke, "se trata de la síntesis química más complicada que se ha diseñado en la levadura".
Por el momento se ha podido obtener tebaína, un alcaloide presente en el opio que es el precursor de los opiáceos médicos, y, a través de un proceso más complejo, hidrocodona, un compuesto que desactiva los receptores de dolor del cerebro. En ambos casos el azúcar era la base de la producción de las sustancias. Smolke ha explicado que "la levadura puede producir, no solo compuestos que la amapola puede hacer, sino otros de más valor que la amapola no puede fabricar".
SE OBTIENE MUY POCA CANTIDAD
A pesar de la importancia del estudio, a través de este método se produce una cantidad muy baja de opiáceos y serían necesarios más de 17.000 litros de levadura para fabricar una dosis de analgésico. Por lo tanto, serán necesarias más investigaciones que permitan perfeccionar esta técnica.
Smolke ha señalado que "esto es solo el principio, ya que las técnicas que se han desarrollado y probado en analgésicos opiáceos podrían adaptarse para producir compuestos destinados a combatir el cáncer, enfermedades infecciosas y problemas crónicos como la artritis o la alta presión sanguínea".