MADRID, 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
Medicamentos que se desarrollaron para tratar la enfermedad de Alzheimer podrían ser rediseñados para prevenir, o incluso revertir, el daño causado a los vasos sanguíneos en personas obesas o que padecen diabetes tipo 2, según publican los investigadores en 'The Journal of Clinical Investigation'.
Las personas que padecen síndrome metabólico, que incluye diabetes tipo 2, presión arterial alta, colesterol alto y obesidad, tienen un endurecimiento de los vasos sanguíneos que los pone en mayor riesgo de un ataque cardíaco o un derrame cerebral.
En un avance, los científicos de la Universidad de Leeds y la Universidad de Dundee, en Reino Unido, han descubierto un mecanismo clave que desencadena cambios en los vasos sanguíneos, que eventualmente pueden conducir a enfermedades cardiovasculares.
Comienza cuando las personas comienzan a producir en exceso una enzima llamada BACE1 que a su vez crea una proteína llamada beta amiloide. Los niveles elevados de beta amiloide están asociados con daños en el revestimiento de la superficie de los vasos sanguíneos, el endotelio. Esto interrumpe el funcionamiento normal de los vasos sanguíneos que conduce a la hipertensión arterial y la aterosclerosis, la acumulación de placa a lo largo de las paredes de los vasos sanguíneos.
Eddie Johnston, investigador de Diabetes UK, recuerda que "las personas que viven con diabetes tienen un mayor riesgo de ataques cardíacos o derrames cerebrales, pero aún no sabemos exactamente por qué. La nueva investigación ayuda a arrojar luz sobre la conexión", destaca.
"Si la enzima BACE1 es responsable de este mayor riesgo, representa un objetivo prometedor para nuevos tratamientos, lo que podría ayudar a las personas con diabetes a vivir vidas más largas y saludables", añade.
Los hallazgos son la culminación de ocho años de investigación, que comenzaron en Dundee y luego se expandieron a Leeds e involucraron estudios en humanos y animales.
Las investigaciones en animales analizaron el efecto de un compuesto experimental llamado M-3, que detiene las acciones de BACE1. En estudios en ratones obesos o con diabetes, se demostró que no solo detiene la enfermedad en los vasos sanguíneos, sino que la revierte.
El doctor Paul Meakin, miembro académico de la Universidad del Instituto de Medicina Cardiovascular y Metabólica de Leeds y autor principal del artículo, señala que "los efectos terapéuticos del compuesto experimental fueron marcados, y se revirtió la progresión de la enfermedad en los vasos sanguíneos gravemente dañados".
"A veces, en la ciencia, se miran los datos que se producen y hay indicios de algo allí, pero los efectos que observamos fueron dramáticos --agrega--. Y lo más emocionante es que hay medicamentos que pueden dirigirse a la enzima BACE1".
"Abre la posibilidad de que los científicos puedan desarrollar un medicamento que inhiba las acciones de BACE1, con la evidencia que sugiere que no solo puede detener el progreso de la enfermedad en los vasos sanguíneos, sino que podría revertirlo", apostilla.
BACE1 ha captado anteriormente la atención de la industria farmacéutica debido a su papel en el desarrollo de otra enfermedad importante, la enfermedad de Alzheimer, ya que está directamente relacionado con el desarrollo de placas beta amiloides que se encuentran en los cerebros de las personas que murieron con la afección.
Las compañías farmacéuticas han comenzado a desarrollar inhibidores de BACE1 que hasta ahora, han sido ineficaces para combatir el Alzheimer.
Mike Ashford, profesor de neurociencia en la Universidad de Dundee, supervisó la investigación que acaba de publicarse y destaca que este trabajo "demuestra que un proceso biológico anormal temprano, que está fuertemente relacionado con la enfermedad de Alzheimer, puede ser responsable de la enfermedad vascular y la hipertensión en personas con obesidad y diabetes".
"Estos hallazgos sugieren la posibilidad emocionante de que los medicamentos existentes que desafortunadamente no hayan mostrado ningún beneficio en los ensayos clínicos para la enfermedad de Alzheimer, se puedan usar para tratar la enfermedad vascular en este grupo de personas", añade.
El profesor Jeremy Pearson, director médico asociado de la Fundación Británica del Corazón, recuerda que "el daño a los vasos sanguíneos causado por la diabetes acelera y empeora las enfermedades circulatorias y cardíacas. Estos hallazgos identifican una nueva vía dañina que ya está dirigida por un medicamento en desarrollo para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer", añade.