MADRID, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -
En un trabajo con ratones, investigadores de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, han descubierto una potencial nueva clase de los medicamentos que pueden prevenir el desarrollo de la epilepsia del lóbulo temporal, una de las formas más comunes y devastadoras de la epilepsia.
EPILEPSIA
La epilepsia del lóbulo temporal es particularmente debilitante porque ataca las áreas del cerebro responsables de la memoria y el estado de ánimo. Como resultado, los pacientes tienen su conciencia deteriorada durante sus convulsiones y no pueden conducir un coche por los riesgos de hacerse daño a sí mismos o a otros y están limitados en las opciones profesionales que pueden seguir.
Hay tratamientos disponibles para las personas con epilepsia del lóbulo temporal, incluidos medicamentos para ayudar a controlar los síntomas y, en casos raros, la extirpación quirúrgica del lóbulo temporal, donde se originan los ataques. Pero, como sucede con muchos trastornos que son intrínsecos al cerebro, no hay fármacos disponibles para prevenir la epilepsia del lóbulo temporal o ralentizar su progresión.
El nuevo compuesto, que se detalla en un artículo que se publica el próximo 4 de noviembre en 'Neuron', puede cambiar eso. Se necesitarían más estudios en animales para llevar este fármaco hacia ensayos clínicos en humanos, pero los investigadores esperan poder usarla para intervenir en pacientes que han tenido un episodio de convulsiones prolongadas y dárselo por poco tiempo tras un episodio para evitar que se conviertan en epilépticos, según explica James McNamara, profesor en los departamentos de Neurobiología y Neurología de la Universidad de Duke.
Se cree que algunos casos de epilepsia del lóbulo temporal empiezan después de un solo episodio de convulsiones prolongadas que ocurre temprano en la vida en respuesta a cualquier evento, como una fiebre alta. Las observaciones clínicas en humanos y los experimentos con modelos animales de convulsiones apoyan esta idea.
La investigación también ha demostrado que un receptor cerebral llamado TrkB está hiperactivo tras un episodio de convulsiones prolongadas y podría ser responsable de convertir un único evento en un trastorno crónico. En un estudio publicado en 2013 en 'Neuron', el grupo de McNamara mostró esto definitivamente mediante el uso de un enfoque de química genética para bloquear brevemente la señalización de TrkB en un ratón después de un episodio de convulsiones prolongadas, lo que impidió el desarrollo más adelante de epilepsia.
Sin embargo, TrkB era poco óptimo como un objetivo farmacológico porque su activación tiene consecuencias tanto deseables como indeseables. Uno de los beneficios de su activación es que protege a las neuronas de la muerte por siguientes convulsiones.
De hecho, en el nuevo estudio, el equipo de McNamara vio que la inhibición global de la señalización TrkB provocó un impulso de los ataques después de convulsiones epilépticas aumentó el número de neuronas muertas en el cerebro. El receptor TrkB es conocido por activar varias vías de señalización dentro de las células, por lo que McNamara y sus colegas se preguntaron si distintas vías de TrkB pueden controlar sus efectos deseables e indeseables.
"Pensamos que tal vez podríamos desentrañar las vías de señalización que produjeron las consecuencias deseables de las consecuencias no deseadas", explica McNamara. "Y, si es así, tal vez podríamos desarrollar un fármaco que inhiba selectivamente la vía que produce los efectos deseados", plantea.
La causa de las convulsiones posteriores parecía ser la fosfolipasa C (gamma) 1, una enzima incentivada a entrar en acción por la activación de TrkB. Los científicos descubrieron que los ratones transgénicos en los que fosfolipasa C Gamma 1 se desvinculó del receptor TrkB eran menos susceptibles a sufrir ataques que los roedores normales.
El equipo de McNamara luego desarrolló un compuesto de una pequeña proteína, llamada pY816, para evitar el acoplamiento TrkB con fosfolipasa C Gamma 1. El fármaco funcionó en las neuronas cultivadas en un plato de laboratorio para evitar la activación de la fosfolipasa C Gamma 1 a través de TrkB. Cuando se infusionó en la sangre de los ratones, pY816 redujo a la mitad la cantidad de fosfolipasa C Gamma 1 activada en el cerebro.
Lo más importantees que dar pY816 a los ratones durante sólo tres días después de un episodio de convulsiones prolongadas redujo tanto la probabilidad como la gravedad de la epilepsia muchas semanas después. Los científicos confirmaron que el fármaco inhibió la activación de la fosfolipasa C Gamma 1 en los ratones.