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Tras la compra del 51% de la aragonesa Araclon Biotech, también desarrollará un kit diagnóstico
BARCELONA, 15 Mar. (EUROPA PRESS) -
El grupo Grifols ha anunciado este jueves en Barcelona la puesta en marcha del primer ensayo clínico en humanos que permitirá determinar la toxicidad de una hipotética vacuna contra la enfermedad del Alzheimer, unas pruebas para las que espera la aprobación de las autoridades sanitarias tras detectar su viabilidad en modelos animales.
En rueda de prensa, el presidente y consejero delegado de Grifols, Víctor Grifols, ha explicado que el proyecto ha sido posible por la adquisición del 51% de la aragonesa Araclon Biotech --cuya cuantía económica no ha revelado--, lo que permitirá a la 'spin-off' de la Universidad de Zaragoza garantizar su subsistencia y evitar el expediente de regulación de empleo (ERE) que planeaba sobre sus 22 trabajadores.
Con esta compra, Grifols se lanza de lleno a la consecución de un remedio para la enfermedad del Alzheimer, una dolencia neurodegenerativa que afecta a cerca del 10% de las personas mayores de 65 años, unas 350.000 personas en el caso de España.
La vacuna ha sido testada hasta la fecha en cinco modelos animales diferentes --ratas, ratones, ovejas, perros y conejos--, según ha explicado el fundador y consejero delegado de Araclon, Manuel Sarasa, y en todos ellos se ha demostrado la ausencia de toxicidad y una correcta respuesta del sistema inmunitario con la producción de anticuerpos frente a la enfermedad.
La experta en Alzheimer y colaboradora en el proyecto, Mercè Boada, ha explicado que el ensayo clínico prevé una primera fase en 40 personas, a las que se les administraría la vacuna frente a los péptidos beta-amiloides --el origen de la enfermedad--, para demostrar así que no existe toxicidad.
Una vez completada esta fase, los investigadores pasaría a reclutar pacientes de diferentes centros médicos y países, con la idea de afinar en las dosis exactas y comprobar si efectivamente se logra paralizar la progresión neurodegenerativa y, en segunda instancia, que los enfermos recuperan su capacidad cognitiva.
A pesar de ello, tanto Boada como Sarasa han desestimado dar una fecha para que la vacuna esté en el mercado, ya que las incógnitas que pesan sobre el Alzheimer son a día de hoy numerosas, aunque han mantenido como objetivo a largo plazo "que nadie deje de reconocer a sus seres queridos", por lo que frenar la evolución de la progresión "sería maravilloso".
KIT DIAGNÓSTICO
Una de las claves en la lucha contra el Alzheimer pasa por la detección precoz de la dolencia, por lo que la unión entre Grifols y Araclon también prevé el diseño de un dispositivo que permita a los clínicos afinar en el diagnósitco para poder iniciar las terapias en una fase temprana.
De hecho, Araclon ya trabaja en el desarrollo de dos kits para medir la presencia de péptidos beta-amiloides en sangre y ha realizado dos estudios preliminares sobre la efectividad predictiva de dichos dispositivos, por lo que Sarasa ha confiado en que lleguen "pronto" al mercado y, en cualquier caso, antes que la propia vacuna.
El presidente de la División de Productos Biológicos de Grifols, Javier Jorba, ha explicado que con la compra de la mayoría de Araclon se llega a un acuerdo satisfactorio para las dos partes, que ha sido posible por la vinculación previa de ambas firmas.
Jorba ha ensalzado la profesionalidad de Araclon, pese a la "dramática" situación que atravesaba por el posible ERE de extinción, y ha defendido que de este modo se dará continuidad a los ensayos clínicos y al conocimiento acumulado, mientras que Sarasa ha señalado que la fusión final es el resultado de una "historia filántropica".
Grifols, por su parte, ha defendido que Araclon encaja perfectamente en la actividad del grupo --la tercera compañía del mundo en la producción de fármacos biológicos derivados del plasma-- y ha destacado que la importancia de la operación no es el coste de la compra, sino el potencial futuro que se esconde detrás, a la vez que ha recordado que ensayos previos del mismo tipo realizados por otras compañías se tuvieron que paralizar al detectar que los tratamientos presentaban toxicidad.