MADRID, 21 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo hallazgo de científicos de Northwestern Medicine (Estados Unidos) ofrece una nueva vía para desarrollar fármacos más eficaces para tratar los síntomas debilitantes de la esquizofrenia.
Los fármacos antipsicóticos, utilizados para tratar a millones de personas con esquizofrenia, tienen muchos efectos secundarios desagradables. Además, no son eficaces para muchas personas, por lo que es necesario desarrollar fármacos mejores.
Tradicionalmente, los investigadores han examinado los fármacos antipsicóticos candidatos evaluando sus efectos en el comportamiento de ratones, pero el método utilizado por estos investigadores superó a estos métodos tradicionales en términos de predicción de la eficacia en pacientes.
El estudio, publicado en la revista científica 'Nature Neuroscience', descubrió que los fármacos antipsicóticos, que inhiben la dopamina hiperactiva causante de los síntomas de la esquizofrenia, interactúan con una neurona completamente distinta a la que los científicos creían en un principio.
"Se trata de un hallazgo histórico que revisa por completo nuestra comprensión de las bases neuronales de la psicosis y traza un nuevo camino para desarrollar nuevos tratamientos contra ella. Abre nuevas opciones para desarrollar fármacos que tengan menos efectos secundarios adversos que los actuales", ha explicado Jones Parker, investigador principal del trabajo, que se ha publicado en la revista científica 'Nature Neuroscience'.
Las personas con esquizofrenia tienen niveles elevados de dopamina en una región del cerebro llamada estriado. Esta región tiene dos tipos principales de células cerebrales especializadas llamadas neuronas: las que tienen receptores de dopamina D1 y las que tienen receptores de dopamina D2.
Los receptores de las neuronas son como cerraduras a la espera de la llave que las abra. Hay dos poblaciones de neuronas, una que expresa cerraduras llamadas receptores D1 y otra llamada receptores D2. La dopamina es la llave de ambos receptores, pero los antipsicóticos sólo bloquean las cerraduras de los receptores D2.
Por lo tanto, los expertos han asumido que estos fármacos actúan preferentemente sobre las neuronas que expresan los bloqueos de los receptores D2. Pero, de hecho, fueron las otras neuronas (las vecinas del cuerpo estriado con receptores D1) las que respondieron a los fármacos antipsicóticos de un modo que predijo el efecto clínico.
"El dogma ha sido que los fármacos antipsicóticos afectan preferentemente a las neuronas estriatales que expresan receptores dopaminérgicos D2. Sin embargo, cuando nuestro equipo puso a prueba esta idea, descubrimos que la forma en que un fármaco afecta a la actividad de las neuronas estriatales que expresan receptores D2 tiene poca relación con que sea antipsicótico en humanos. En cambio, el efecto de un fármaco sobre el otro tipo de neuronas estriatales, las que expresan receptores de dopamina D1, es más predictivo de si realmente funcionan", ha explicado Parker.
Así, este nuevo estudio ha determinado por primera vez cómo los fármacos antipsicóticos modulan la región del cerebro que se cree que causa psicosis en animales vivos. "Nuestro estudio puso al descubierto nuestra falta de comprensión de cómo actúan estos fármacos y descubrió nuevas estrategias terapéuticas para desarrollar antipsicóticos más eficaces", ha remachado el investigador.
La esquizofrenia es un trastorno cerebral debilitante que afecta aproximadamente a 1 de cada 100 personas. Aunque los antipsicóticos actuales son eficaces para los síntomas característicos de la esquizofrenia, como las alucinaciones y los delirios, son ineficaces para otros síntomas, como los déficits cognitivos y sociales.
Además, los antipsicóticos actuales son completamente ineficaces en más del 30 por ciento de los pacientes con esquizofrenia resistente al tratamiento. El uso de estos fármacos también se ve limitado por sus efectos adversos, como la discinesia tardía (movimientos incontrolables del cuerpo) y el parkinsonismo (rigidez, temblores y lentitud de movimientos).