MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Purdue (Estados Unidos) han diseñado una nueva etiqueta de seguridad que se puede incrustar en la superficie de los fármacos para evitar posibles falsificaciones del medicamento, mejorando así su seguridad y garantizando al paciente que la medicina que está tomando es original.
Este nuevo etiquetado de los medicamentos no solo protegería contra la falsificación, sino que también ayudaría a las farmacias a verificar mejor la legitimidad de un medicamento antes de venderlo a los consumidores. "Cada etiqueta es única y ofrece un nivel de seguridad mucho más alto", asegura Young Kim, uno de los autores del trabajo, que se ha publicado en la revista 'Nature Communications'.
La etiqueta actúa como una huella digital para cada cápsula o tableta, usando una técnica de autenticación llamada 'phyisical unclonable function' (PUF, por sus siglas en inglés), que fue desarrollada originalmente para la seguridad de la información y el hardware.
Las PUF tienen la capacidad de generar una respuesta diferente cada vez que son activadas, lo que las hace impredecibles y extremadamente difíciles de duplicar. Ni siquiera el fabricante podría recrear una etiqueta PUF idéntica. Ahora, estos investigadores son los primeros en crear un PUF comestible: una película delgada y transparente hecha de proteínas de seda y proteínas fluorescentes fusionadas genéticamente. Debido a que la etiqueta es fácilmente digerible y está hecha completamente de proteínas, puede ser consumida como parte de una píldora o tableta.
El brillo de varias fuentes de luz LED en la etiqueta excita las micropartículas de seda fluorescentes, haciendo que generen un patrón aleatorio diferente cada vez. Las micropartículas emiten colores fluorescentes cian, verde, amarillo o rojo. Los bits digitales pueden ser extraídos de una imagen de esos patrones para producir una clave de seguridad, que una farmacia o un paciente utilizaría para confirmar que un medicamento es auténtico.
Los investigadores están actualmente convirtiendo este proceso en una aplicación para teléfonos inteligentes tanto para las farmacias como para los consumidores. "Nuestro concepto es utilizar un 'smartphone' para hacer brillar una luz LED en la etiqueta y tomar una foto de la misma. La aplicación luego identifica si el medicamento es genuino o falso", detalla otro de los responsables del trabajo, Jung Woo Leem.
La etiqueta también tiene el potencial de contener mucha más información que simplemente una confirmación de lo que es el medicamento, como la dosis y la fecha de caducidad. Según sus estudios, la etiqueta funciona durante al menos un periodo de dos meses sin que las proteínas se degraden. En posteriores investigaciones, el equipo necesitará confirmar que podría durar tanto como un medicamento y que no afecta los ingredientes clave o la potencia del medicamento.