MADRID, 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
España consumió durante el año 2016 una media de 33,16 dosis diarias de antibióticos por cada mil habitantes a través de Atención Primaria, un 51,4 por ciento más que la media de la Unión Europea, según los últimos datos recopilados por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
De hecho, los últimos datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, en sus siglas en inglés) sitúan a España como el segundo país con un mayor consumo de antibióticos en este ámbito, sólo por detrás de Grecia (36 dosis diarias por mil habitantes) y lejos de las 21,9 dosis diarias de media en la Unión Europea.
En este consumo se incluyen los antibióticos prescritos con receta oficial en la sanidad pública (22,32) y una estimación realizada para calcular los que se obtienen por receta privada (10,84), quedando fuera el autoconsumo o la dispensación sin receta, que se calcula que puede representar en torno al 4 por ciento del consumo de estos medicamentos.
Toda esta información ha sido recopilada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), en una herramienta que por primera vez permitirá conocer el consumo de estos medicamentos como parte del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN).
La web no establece datos disgregados por comunidades autónomas pero sí precisa que la que más consumo presenta en Atención Primaria casi duplica la media europea (39,11), mientras que la que tiene un consumo más bajo está igualmente por encima de la media (26,55).
En cambio, España está mejor en el consumo estimado de antibióticos en hospitales, con unas 2,06 dosis diarias por mil habitantes en 2016, algo menos que la media europea (2,1).
UN PROBLEMA "CULTURAL Y DE DESCONOCIMIENTO"
"Tenemos un problema cultural y de desconocimiento", ha reconocido la directora de la AEMPS, Belén Crespo, durante unas jornadas celebradas este viernes sobre este tema, ya que durante mucho tiempo se ha pensado que estos fármacos eran "una herramienta terapéutica que podía servir para todo".
El problema, ha añadido, es que su uso indiscriminado favorece que muchas bacterias desarrollen resistencias a estos fármacos y dejen de ser eficaces. De hecho, en 2015 se registraron un total de 2.837 muertes por efectos relacionados con esta resistencia.
Para evitar esta situación, se están tomando medidas para que los antibióticos dejen de verse "como un único medicamento que cura todas las infecciones".
De hecho, los datos del PRAN muestran como los antibióticos más usados en Atención Primaria son los antibetalactámicos (66% del total), entre los que se incluyen las penicilinas de bajo y amplio espectro, como la amoxicilina, utilizadas fundamentalmente para infecciones en las vías respiratorias.
No obstante, la directora de la AEMPS también ha asegurado que se están tomando medidas para mejorar la formación de los médicos y, de hecho, estiman que a partir de 2017 la tendencia del consumo vaya bajando progresivamente.
Además, durante el encuentro ha avanzado los primeros avances para reducir el consumo de antibióticos en el mundo animal, ya que España es el país con un uso más elevado y esto es determinante en el desarrollo de resistencias.
EL USO DE COLISTINA EN CERDOS CAE UN 82%
En ese sentido, en el primer semestre de 2017 se ha reducido un 82,37 por ciento el consumo del antibiótico colistina en el sector porcino, tras la alianza firmada con 44 empresas que representan en torno al 70 por ciento de este sector.
"Este antibiótico se utiliza en el momento del destete de los cerdos y el objetivo es limitar su uso en animales para preservar su eficacia en humanos y darlo en casos altamente críticos, cuando otros antibióticos no funcionan", ha señalado.
En concreto, desde el año 2015 y hasta el primer semestre de 2017 se ha pasado de un consumo de 51,09 a 9 miligramos de principio activo por unidad de corrección de población (mg/PCU), lo que muestra que el sector podría alcanzar el umbral de consumo establecido por la Comisión Europea (5 mg/PCU anuales) en 2018, un año antes de que finalice el plazo establecido para hacerlo.
Además, teniendo en cuenta el programa de reducción del consumo en porcino y los que también se han puesto en marcha en los sectores cunícola, avícola y bovino, se espera que los datos correspondientes a 2016 y 2017 reflejen una disminución aún mayor que la registrada en 2015.