MADRID 25 Sep. (EUROPA PRESS) -
La compañía Bristol Myers Squibb ha informado este jueves de que el fármaco 'Zeposia' (ozanimod) permite reducir en un 88,4 por ciento los brotes anuales en pacientes con esclerosis múltiple recurrente-remitente y de actividad leve-moderada, según los datos del estudio observacional, multicéntrico y ambispectivo AppreZiate.
La investigación, presentada durante el 41 Congreso del Comité Europeo para el Tratamiento e Investigación de la Esclerosis Múltiple (ECTRIMS, por sus siglas en inglés), ha permitido aumentar la cifra de pacientes sin brotes a los doce meses del 31 al 94,3 por ciento.
Ozanimod también ha logrado estabilidad en la progresión de la enfermedad, sin empeoramiento asociado a los brotes, una mejor función cognitiva y un perfil de seguridad favorable, pues solo el 0,8 por ciento de los pacientes han interrumpido el tratamiento por efectos secundarios asociados al mismo. Además, un 94,4 por ciento de los pacientes continuaban con el tratamiento a los doce meses.
El análisis ha evidenciado igualmente mejoras en la función cognitiva y en la calidad de vida de los pacientes, con un impacto leve de la enfermedad, niveles bajos de fatiga y una alta satisfacción con el tratamiento.
"Esta evidencia ayuda a una mejor evaluación de lo que ofrece el medicamento en aspectos como eficacia, seguridad y satisfacción de paciente y además proporciona información muy valiosa para la toma de decisiones clínicas en la atención diaria de los enfermos", ha afirmado el responsable de Neurociencias del Departamento Médico de Bristol Myers Squibb, el doctor Xavier Pérez.
EFECTO EN BIOMARCADORES RELACIONADOS CON LA DISCAPACIDAD
Tras ello, ha explicado que muchos tratamientos para esta enfermedad reducen las tasas de recaída pero sin prevenir la progresión de la discapacidad a largo plazo, mientras que este fármaco ha mostrado ser eficaz tanto en objetivos clínicos tradicionales como las recaídas como en biomarcadores séricos relacionados con la muerte neuronal y la progresión de la discapacidad.
"La búsqueda de biomarcadores subrogados que nos puedan dar información rápida de lo que está pasando o puedan predecir lo que va a pasar es otro de los objetivos actuales en la esclerosis múltiple", ha agregado.
Entre los grandes desafíos de esta enfermedad se encuentra frenar la progresión de la discapacidad, motivo por el que este estudio ha puesto el foco en el impacto de ozanimod en biomarcadores como NfL y la GFAP, que aportan información sobre el daño axonal y la activación astroglial, respectivamente.
Así, niveles elevados de estos marcadores se asocian con mayor riesgo de progresión de la enfermedad, mientras que citocinas proinflamatorias como la IL-17 reflejan la activación inmunitaria que contribuye a la desmielinización y al daño neurológico.
El estudio ha demostrado que el tratamiento con este medicamento se asocia a una reducción significativa de sNfL y con una disminución marcada de sGFAP. Además, se ha observado una modulación de citocinas proinflamatorias como la IL-17, lo que respalda el papel de la molécula en la regulación de la respuesta inmunitaria.
"Estos datos han revelado que los biomarcadores séricos bajan y están relacionados con la actividad inflamatoria y la actividad neurodegenerativa de la enfermedad. Estos biomarcadores van a ser esenciales para el seguimiento, puesto que se anticipan al empeoramiento de los pacientes y son clave para saber cómo están respondiendo a los distintos tratamientos", ha expresado la jefa de Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, la doctora May Villar.
UNA MAYOR CONFIANZA POR PARTE DEL CLÍNICO
Por su parte, la responsable de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, la doctora Lucienne Costa, ha subrayado que estos datos refuerzan la cada vez mayor confianza del clínico en este fármaco, por sus datos en brotes y en progresión de discapacidad.
"En vida real, la disminución de la tasa de brotes está cercana al 90 por ciento. Es muy poco probable que un paciente sufra un brote durante el primer año. Ya tenemos muchos casos en los que, tras doce meses, no se ha producido ningún empeoramiento de la discapacidad. En este sentido, el estudio refuerza la hipótesis de que un control temprano y sostenido de la inflamación se traduce en una menor progresión de la discapacidad a largo plazo", ha manifestado el jefe de Sección de Neurología en el Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lleida, el doctor Luis Brieva.
AppreZiate ha incluido 87 pacientes adultos con esclerosis múltiple recurrente-remitente y de actividad leve-moderada, que habían iniciado este tratamiento tres meses antes de su inclusión en el estudio.
"Un 85 por ciento de los pacientes que debutan con esclerosis múltiple lo hacen con brotes con una actividad leve-moderada. La mayoría de ellos podrían ser candidatos a este fármaco que combina una alta efectividad con un perfil de seguridad muy favorable, lo que lo convierte en una opción ideal para pacientes en fases iniciales de la enfermedad, aquellos que acaban de fallar a un primer tratamiento o que, sin llevar muchos años con el diagnóstico, presentan aún cierta actividad", ha concluido Brieva.