MADRID 16 Dic. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Universidad de Monash (Australia) han descubierto una enzima que es clave para explicar por qué el ejercicio mejora nuestra salud. Además, este descubrimiento abre la posibilidad de desarrollar fármacos que promuevan la actividad de esta enzima y protejan contra las consecuencias del envejecimiento en la salud metabólica, incluida la diabetes de tipo 2, según publican sus autores en la revista 'Science Advances'.
La proporción de personas mayores de 60 años en todo el mundo se duplicará en las próximas tres décadas. La incidencia de la diabetes de tipo 2 aumenta con la edad, por lo que este envejecimiento de la población también supondrá un aumento de la incidencia de la enfermedad a nivel mundial.
Una de las principales razones del aumento de la prevalencia de la diabetes de tipo 2 con la edad es el desarrollo de la resistencia a la insulina, o la incapacidad del cuerpo para responder a la insulina, y esto suele estar causado por la reducción de la actividad física a medida que envejecemos.
Sin embargo, los mecanismos precisos por los que la inactividad física facilita el desarrollo de la resistencia a la insulina siguen siendo un misterio.
Ahora, investigadores de la Universidad de Monash han descubierto cómo la actividad física mejora la capacidad de respuesta a la insulina y, a su vez, favorece la salud metabólica. Y lo que es más importante, las enzimas que han descubierto y que son clave en este mecanismo pueden ser objeto de fármacos que protejan contra las consecuencias del envejecimiento, como el desgaste muscular y la diabetes.
El equipo de científicos del Instituto de Descubrimiento de la Biomedicina (BDI) de la Universidad de Monash, dirigido por el profesor Tony Tiganis, revela que la reducción de la generación de especies reactivas del oxígeno (ROS) en el músculo esquelético durante el envejecimiento es fundamental para el desarrollo de la resistencia a la insulina.
Según el profesor Tiganis, el músculo esquelético produce constantemente ERO y esto aumenta durante el ejercicio. "Las ERO inducidas por el ejercicio impulsan respuestas adaptativas que forman parte de los efectos saludables del ejercicio", señala.
En su artículo el equipo de investigación muestra cómo una enzima llamada NOX-4 es esencial para las ERO inducidas por el ejercicio y las respuestas adaptativas que impulsan la salud metabólica.
En ratones, los investigadores descubrieron que la NOX4 aumenta en el músculo esquelético después del ejercicio y que esto conduce a un aumento de las ERO que provoca respuestas adaptativas que protegen a los ratones del desarrollo de la resistencia a la insulina, que de otro modo se produce con el envejecimiento o la obesidad inducida por la dieta.
Con este trabajo los científicos han demostrado que los niveles de NOX4 en el músculo esquelético están directamente relacionados con la disminución de la sensibilidad a la insulina asociada a la edad. "En este estudio hemos demostrado, en modelos animales, que la abundancia de NOX 4 en el músculo esquelético disminuye con el envejecimiento y que esto conduce a una reducción de la sensibilidad a la insulina", concluye el profesor Tiganis.
"Desencadenar la activación de los mecanismos de adaptación orquestados por NOX4 con fármacos podría mejorar aspectos clave del envejecimiento, como el desarrollo de la resistencia a la insulina y la diabetes de tipo 2", añadió.
"Uno de estos compuestos se encuentra de forma natural, por ejemplo, en las verduras crucíferas, como el brócoli o la coliflor, aunque la cantidad necesaria para los efectos antienvejecimiento podría ser mayor de la que muchos estarían dispuestos a consumir".