MADRID, 25 Oct. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) ha alertado sobre el incremento del consumo de opioides como "piedra angular" del tratamiento del dolor, "muchas veces fuera de indicación y sin el seguimiento necesario".
Este es uno de los temas a abordar en el XXIII Congreso Nacional de SEFAP, que reúne estos días en el Palau de la Música de Valencia a más de 350 farmacéuticos de Atención Primaria, entre ellos José Manuel Paredero, del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), quien ha señalado que "lo más preocupante" en relación a los opioides es que "la mayoría de pacientes hoy en día los usan para hacer frente al dolor crónico no oncológico, un uso para el que la eficacia de los opioides es muy cuestionada".
Al respecto, Paredero ha señalado que habría que añadir otro factor: "la falta de seguimiento del tratamiento de los paciente que, debido al potencial adictivo de estos medicamentos, puede desencadenar muchos problemas de seguridad y de adicción", ha asegurado. En este sentido, ha puesto como ejemplo durante su ponencia el caso de Guadalajara.
En la provincia manchega, según ha expuesto, hay en funcionamiento alrededor de 238.000 tarjetas sanitarias. Según datos de 2017, los últimos disponibles, hubo 30.000 pacientes expuestos a opioides a través de receta. De esos 30.000, más de 4.000 los consumieron durante todo el año de manera continuada, lo que según Paredero "ya es un factor de riesgo".
"Los estudios con este tipo de fármacos para dolor no oncológico raramente van más allá de los seis meses, por lo que no se sabe más allá de ese tiempo qué resultados va a tener ese medicamento, si va a seguir cumpliendo su función o va a empezar a no cumplirla y a dar más problemas que beneficios", ha defendido.
El experto ha destacado otros dos datos "preocupantes" relativos a la provincia de Guadalajara, pero "extrapolables" al resto de España, a su juicio. Por un lado, el de los 300 pacientes que consumieron dos o más opioides distintos durante todo 2017, lo que en opinión de Paredero aumenta los riesgos "sin saber a cambio de qué beneficios". También el del uso concomitante de los opioides con otros fármacos como antidepresivos, gabapentinoides e hipnóticos, "cuando ya se sabe que en este último caso la mezcla duplica el riesgo de mortalidad".
TRAMADOL Y FENTANILO TRANSMUCOSO
En el Informe de utilización de medicamentos opioides en España durante el periodo 2008-2015, elaborado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), se observa como el tramadol (solo y en combinaciones) y el fentanilo son dos de los opioides en los que más ha aumentado el consumo en los últimos años.
"Los opioides no se deben utilizar de entrada, porque no están indicados para ningún tipo de dolor como primera línea de tratamiento. Solo deben utilizarse cuando el dolor es moderado o severo y no ha respondido a otras opciones de tratamiento, incluidas las técnicas poco invasivas. Ahora, sin embargo, el tramadol se utiliza para todo. Donde antes se pautaban ibuprofeno o paracetamol, ahora se receta muchas veces tramadol. Y no tenemos que olvidar que es un opiáceo y que, sobre todo en dolor crónico no oncológico, se utiliza en dosis muy altas y durante mucho tiempo, con lo cual el potencial adictivo es importante", ha reflexionado la doctora Ana Henche Ruiz, médico responsable de la Unidad de Conductas Adictivas de Toledo.
Además, según José Manuel Paredero, en 2017 en Castilla la Mancha se contaron 142 pacientes usando fentanilo transmucoso, un "potente y peligroso opioide en monoterapia y sin seguimiento adecuado". El auge de su consumo fuera de ficha técnica llevó a la AEMPS en febrero de este año a lanzar una nota informativa para recordar que los productos que contienen fentanilo de liberación inmediata "están indicados para el tratamiento del dolor irruptivo oncológico en adultos que ya están recibiendo de forma crónica otro tratamiento de mantenimiento con opioides".
Para Ana Henche el uso del fentanilo transmucoso para otro tipo de dolores diferentes al indicado en su ficha técnica puede generar "una dependencia física muy fuerte" en los pacientes, que "cada vez requieren dosis más altas, lo que puede acabar en última instancia en una sobredosis, incluso con resultado de muerte".