MADRID, 13 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio en ratones realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, ha demostrado que los efectos de un fármaco de inmunoterapia estándar pueden mejorarse bloqueando una proteína, lo que ha conseguido la eliminación completa de los tumores.
Según publican en la revista 'Cell', podría constituir a una nueva forma potencial de desbloquear el poder de la inmunoterapia para más pacientes con cáncer porque, aunque la inmunoterapia ha revolucionado el tratamiento del cáncer produciendo una remisión notablemente rápida y completa en algunos casos, de momento funcionan para menos de una cuarta parte de los pacientes porque los tumores son notoriamente hábiles para evadir el ataque inmunológico.
"Esencialmente, hemos encontrado una nueva herramienta para mejorar la inmunoterapia tumoral", precisa el autor principal Marco Colonna, profesor de Patología.
"Un anticuerpo contra la proteína TREM2 solo reduce el crecimiento de ciertos tumores, y cuando lo combinamos con un fármaco de inmunoterapia, vemos un rechazo total del tumor --explica--. Lo bueno es que algunos anticuerpos anti-TREM2 ya están en ensayos clínicos para otra enfermedad. Tenemos que trabajar más en modelos animales para verificar estos resultados, pero si funcionan, podríamos pasar a ensayos clínicos con bastante facilidad porque ya hay una serie de anticuerpos disponibles".
Las células T, un tipo de célula inmunitaria, tienen la capacidad de detectar y destruir células tumorales. Para sobrevivir, los tumores crean un entorno inmunológico supresor dentro y alrededor de ellos mismos que mantiene a las células T sometidas.
Un tipo de inmunoterapia conocida como inhibición de puntos de control despierta a las células T de su inactividad para que puedan comenzar a atacar el tumor. Pero si el entorno del tumor sigue siendo inmunosupresor, la inhibición del punto de control por sí sola puede no ser suficiente para eliminar el tumor.
Como experto en el sistema inmunológico, Colonna ha estudiado durante mucho tiempo una proteína llamada TREM2 en el contexto de la enfermedad de Alzheimer, donde se asocia con células inmunitarias de bajo rendimiento en el cerebro.
Colonna y la primera autora Martina Molgora, investigadora postdoctoral, se dieron cuenta de que el mismo tipo de células inmunes, conocidas como macrófagos, también se encontraban en los tumores, donde producen TREM2 y promueven un entorno que suprime la actividad de las células T.
"Cuando observamos dónde se encuentra TREM2 en el cuerpo, encontramos que se expresa en niveles altos dentro del tumor y no fuera del tumor --señala Colonna--. Así que en realidad es un objetivo ideal, porque si activa TREM2, tendrá poco efecto en el tejido periférico".
Colonna y Molgora, junto con sus colegas Robert D. Schreiber,Andrew M. y Jane M. Bursky, y William Vermi, inmunólogo de la Universidad de Brescia (Italia), se propusieron determinar si la inhibición de TREM2 podría reducir la inmunosupresión y aumentar los poderes de las células T para matar tumores.
Como parte de este estudio, los investigadores inyectaron células cancerosas en ratones para inducir el desarrollo de un sarcoma. Los ratones se dividieron en cuatro grupos. En un grupo, los ratones recibieron un anticuerpo que bloqueó TREM2; en otro grupo, un inhibidor de puntos de control; en el tercer grupo, ambos; y el cuarto grupo, placebo.
En los ratones que recibieron solo placebo, los sarcomas crecieron de manera constante. En los ratones que recibieron el anticuerpo TREM2 o el inhibidor del punto de control solo, los tumores crecieron más lentamente y se estabilizaron o, en algunos casos, desaparecieron. Pero todos los ratones que recibieron ambos anticuerpos rechazaron los tumores por completo.
Los investigadores repitieron el experimento utilizando una línea celular de cáncer colorrectal con resultados igualmente impresionantes.
Con la ayuda de la estudiante graduada Ekaterina Esaulova, que trabaja en el laboratorio de Maxim Artyomov, profesor asociado de Patología e Inmunología, los investigadores analizaron las células inmunes en los tumores de los ratones tratados con el anticuerpo TREM2 solo.
Descubrieron que los macrófagos supresores faltaban en gran medida y que las células T eran abundantes y activas, lo que indica que bloquear TREM2 es un medio eficaz para impulsar la actividad de las células T antitumorales.
Otros experimentos revelaron que los macrófagos con TREM2 se encuentran en muchos tipos de cánceres. Para evaluar la relación entre la expresión de TREM2 y los resultados clínicos, los investigadores recurrieron a The Cancer Genome Atlas, una base de datos disponible públicamente sobre la genética del cáncer mantenida conjuntamente por el Instituto Nacional del Cáncer y el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano.
Encontraron que niveles más altos de TREM2 se correlacionaban con una supervivencia más corta tanto en el cáncer colorrectal como en el cáncer de mama.
Los investigadores ahora están ampliando su estudio de TREM2 a otros tipos de cánceres para ver si la inhibición de TREM2 es una estrategia prometedora para una variedad de cánceres.
"Vimos que TREM2 se expresa en más de 200 casos de cánceres humanos y diferentes subtipos, pero solo hemos probado modelos de colon, sarcoma y mama, por lo que hay otros modelos para probar --apunta Molgora--. Y luego también tenemos un modelo de ratón con una versión humana de TREM2".
"El siguiente paso es hacer el modelo animal usando el anticuerpo humano. Y luego, si eso funciona, creo que estaríamos listos para entrar en un ensayo clínico", avanza Colonna.