MADRID 11 May. (EUROPA PRESS) -
El Consejo General de Farmacéuticos se ha sumado a la celebración de este Día Mundial de la Fibromialgia y ha publicado el 'Punto Farmacológico 152', titulado 'Fibromialgia: una enfermedad incomprendida'.
Se trata de un informe técnico que revisa el conocimiento actual sobre aspectos generales de la enfermedad, su fisiopatología, epidemiología, manifestaciones y diagnóstico, centrando el foco sobre el posible tratamiento y el papel asistencial que el farmacéutico, desde distintos ámbitos de actuación profesional, puede desarrollar con estos pacientes.
Si bien el farmacéutico hospitalario influye en la consecución de los "mejores" resultados en salud en la farmacoterapia de los pacientes más graves, que han sido ingresados por complicaciones de la enfermedad o comorbilidades asociadas, el farmacéutico comunitario se sitúa como el profesional sanitario "más cercano y accesible" para los demás afectados por esta enfermedad, que habitualmente reciben tratamiento crónico ambulatorio.
Y es que, la práctica totalidad de los medicamentos usados por estos pacientes son de dispensación en oficina de farmacia, de modo que la red de 22.102 farmacias comunitarias constituyen un "recurso sanitario esencial" para estos pacientes, garantizándoles el acceso a los tratamientos y la continuidad asistencial, así como asesoramiento e información "rigurosa".
Asimismo, en materia de educación sanitaria, el farmacéutico puede trasladar al paciente que la fibromialgia consiste en un conjunto de síntomas de curso crónico, siendo el dolor muscular el más frecuente, y de origen desconocido. A partir de ahí, recomendará, entre otros aspectos, que se controlen las emociones, se evite el estrés y la fatiga, que mantengan las relaciones sociales, o que contacte con alguna de las asociaciones de pacientes de fibromialgia que hay en España.
El farmacéutico también puede contribuir a una detección precoz de la enfermedad. Aunque el diagnóstico es "complejo" y corresponde al médico, se pueden identificar una serie de síntomas que alerten de que el paciente puede estar sufriendo la enfermedad, como el dolor muscular insistente que no remite con analgésicos habituales, fatiga permanente o insomnio, ante los cuales se le derivará a consulta médica.
Dada la "inexistencia" de un único tratamiento farmacológico que controle todos los síntomas de esta enfermedad crónica, el paciente con fibromialgia está habitualmente polimedicado, siendo conveniente una monitorización estrecha que ponga el énfasis en la promoción de la adherencia y seguimiento farmacoterapéutico, orientado a maximizar los beneficios del tratamiento y a detectar, atenuar y resolver la posible aparición de resultados negativos y problemas relacionados con la medicación.