MADRID, 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los colirios medicados pueden ayudar a combatir rápidamente el empeoramiento de la vista en los niños con miopía, según los resultados de un programa de ensayo clínico de cinco años en el que bajas dosis de gotas de atropina desaceleraron significativamente la progresión de la miopía en niños con menos efectos secundarios que dosis más altas.
La investigación se presenta en la 119 reunión anual de la Academia Americana de Oftalmología (AAO 2015) y sus resultados sugieren que este medicamento podría potencialmente ser un tratamiento eficaz en la lucha contra el aumento global en la miopía.
La miopía, ha aumentado de forma espectacular en todo el mundo durante las últimas décadas y sigue siendo la principal causa de discapacidad visual a nivel mundial. En Estados Unidos, se estima que el 42 por ciento de la población es miope, por encima del 25 por ciento en la década de 1970; y en países asiáticos desarrollados se registran tasas de miopía de entre el 80 y el 90 por ciento entre los adultos jóvenes.
Aunque la visión se puede corregir mediante gafas o lentes de contacto, la miopía severa tiene consecuencias que incluyen un mayor riesgo de desprendimiento de retina, degeneración macular, cataratas y glaucoma prematuros. Para ayudar a combatir este problema de salud pública, investigadores en Singapur se centraron en la atropina, un tratamiento comúnmente utilizado para tratar el ojo vago.
En este estudio, que comenzó en 2006, se asignó al azar a 400 niños de 6 a 12 años a una dosis diaria de atropina. Se echaron gotas a tres grupos diferentes cada noche en concentraciones de 0,5; 0,1 o 0,01 por ciento durante dos años. Luego los médicos detuvieron el medicamento durante 12 meses. Para los niños cuyos ojos se volvió más miope durante ese año sabático (-0,5 D o más), los investigadores comenzaron otra ronda en 0,01 por ciento durante dos años más.
Los investigadores descubrieron que después de cinco años de uso, los niños a los que se les aplicó dosis bajas de 0,01 por ciento de gotas de atropina fueron los menos miopes, en comparación con los pacientes tratados con dosis más altas. El ojo con gotas de atropina del 0,01 por ciento redujo la progresión de la miopía en un estimado de 50 por ciento en comparación con los niños no tratados con el medicamento en un estudio anterior.
La atropina al 0,01 por ciento parece ser lo suficientemente segura para su uso en niños de 6 a 12 años durante un máximo de cinco años, aunque se necesitan más estudios. La dosis más baja causó una dilatación mínima de la pupila (menos de 1 mm), lo que reduce al mínimo la sensibilidad a la luz experimentada en concentraciones más altas. Los pacientes experimentaron una mínima pérdida de la visión de cerca con las gotas de baja dosis.
La atropina inhibe el crecimiento axial del ojo asociado con miopía, pero la forma en la que funciona el medicamento sigue siendo en gran parte desconocida. Además, el fármaco tiene varios efectos secundarios cuando se administra en concentraciones más altas. Por ejemplo, en la concentración utilizada para el ojo vago, la atropina dilata las pupilas, lo que se traduce en sensibilidad a la luz y visión borrosa al mirar objetos de cerca.
Los niños a los que se les pone concentraciones más altas a menudo necesitan usar lentes bifocales y gafas de sol. Además, las concentraciones más altas también han causado conjuntivitis alérgica y dermatitis. Estos inconvenientes explican por qué el uso de atropina para la miopía hasta la fecha sigue siendo bastante poco común en Estados Unidos.
Esta tendencia podría cambiar ahora que dosis mucho menores de atropina parecen ofrecer beneficio similar a la hora de reducir la progresión de la miopía, sin efectos secundarios. Los investigadores dicen que este último estudio de seguimiento de cinco años muestra que los beneficios a largo plazo son mayores que los riesgos.
Sin embargo, destacan que hace falta más información para establecer que los niños son buenos candidatos, ya que alrededor de un 9 por ciento de los menores en el grupo de dosis baja no respondió a las gotas en los dos primeros años. También se necesita más investigación para determinar si el tratamiento puede comenzarse de forma segura y durante cuánto tiempo se deben usar las gotas.
Así, consideran que realizar estudios adicionales sobre la atropina para la progresión de la miopía en Europa y Japón pueden ayudar a encontrar esas respuestas. En combinación con otras intervenciones, este tratamiento podría convertirse en un gran aliado en la prevención de la miopía para causar discapacidad visual grave en los niños de todo el mundo, según el director de la investigación, Donald T. Tan, profesor de Oftalmología en el Instituto de Investigación del Ojo de Singapur y el Centro Nacional del Ojo de Singapur.