MADRID, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los beneficios de las estatinas, esto es, el grupo de fármacos que disminuye el colesterol y los tiglicéridos, son pequeños e imprecisos para la gente sin enfermedades del corazón, "marginales en el mejor de los casos", según investigadores de la revista médica británica BMJ.
La investigadora de la Universidad Nacional de Galway (Irlanda) Paula Byrne y sus compañeros se inspiran en otros hallazgos recientes sobre estatinas en este contexto, y señalan que "podría ser un ejemplo del escaso valor de los cuidados y, en algunos casos, representa un despilfarro de los recursos sanitarios".
Una mayor concienciación de las brechas o disparidad en las pruebas podría ayudar a los doctores y pacientes a tomar unas decisiones basadas en una información más precisa, particularmente para la gente con bajo riesgo de padecer enfermedades del corazón, para quien el balance de beneficios y daños de las estatinas está aún poco claro.
Las estatinas son una de las medicinas más comunes en el mundo, con una venta estimada de un trillón de dólares para 2020. Su uso en personas con una enfermedad cardiovascular es indiscutible, pero la duda surge sobre si sus beneficios compensan para las personas mayores, y si el uso generalizado de la estatina a modo de prevención puede justificarse desde una perspectiva social.
Sin embargo, las guías médicas han incrementado el número de personas sanas que podrían ser aptas para para las estatinas y, en muchos países, la mayoría de aquellos que toman estatinas lo hacen para una prevecnión primaria.
EVOLUCIÓN DESDE 1987 A 2016
Los investigadores examinaron los efectos de los cambios de las pautas clínicas en prevención de enfermedades cardiovasculares en personas mayores en Irlanda desde 1987 hasta 2016 y encontraron que la proporción de personas por encima de los 50 años que habrían sido aptos para las estatinas se incrementó de un ocho por ciento en 1987 hasta el 61 por ciento en las pautas de 2016.
Esto significaba que estaban aumentando el número de personas con bajo riesgo de padecer problemas cardiovasculares que se convertía en apta para el tratamiento. El número de personas que necesitaría ser tratada para prevenir un evento cardiovascular mayor subió sustancialmente, desde 40 personas hasta 400 con el riesgo más bajo según las pautas de 2016, frente a las de 1987.
Los investigadores también examinaron los beneficios de las estatinas usando solo datos de prevención primaria para personas que toman estatinas durante un periodo de 1 a 5 años con una edad media de entre 62 y 69 años. Sobre todo, encontraron reducciones significativas en la muerte por cualquier causa, en las muertes por causa vascular y en eventos cardiovasculares.
Sin embargo, cuando los datos fueron analizados, de acuerdo con las bases de los riesgos de desarrollar una enfermedad cardiovascular, la mayoría no eran significantes, "llevando a la incertidumbre sobre los beneficios de las estatinas para la prevención primaria", según los investigadores.
De hecho, sus análisis sugerían que ninguno de aquellos clasificados como con bajo o riesgo moderado en prevención primaria podría alcanzar niveles aceptables ("beneficio absoluto") para justificar el tomar una estatina diaria.
Dado el incremento del número de personas que toma estatinas y el debilitamiento de los beneficios debido a que son perfiles de bajo riesgo en tratamiento, "es necesario evaluar y entender la prueba subrayando estas tendencias", han señalado.
Además, los autores apuntan que la prescripción, el uso y el reembolso de estatinas en la prevención primaria "autoriza una consideración más cuidadosa".
Generalmente, las pruebas del uso de la estatina para una prevencón primaria sugiere que un abuso y un cuidado de valor más bajo "podría devenir fundamental para la política y la toma de decisiones relacionadas con ello", concluyen.